Escuela de robótica: hacer entre hacedores
La expansión de la robótica educativa está vinculada, por un lado, a la importancia creciente de los robots -primero en la industria y luego en la sociedad en general- y, por otro lado, con las posibilidades que ofrece para el desarrollo de un complejo conjunto de aprendizajes entre los que se destaca el diseño, la programación, la toma de decisiones y la colaboración.
El caso que queremos destacar aquí es Probot School. Llevada adelante por el Colegio Tomás Alva Edison, de Mendoza, desarrolla una propuesta que es resultado de una comprensión profunda de las posibilidades que ofrecen las tecnologías para la enseñanza y el aprendizaje. El proyecto fue desarrollado en colaboración con el Grupo de Robótica de la Universidad de Mendoza . Si bien se lleva adelante los días sábados en tiempo extraescolar participan un gran número de estudiantes de la escuela, de entre diez y diecisiete años, junto a otros niños y jóvenes de la comunidad, y las actividades que se desarrollan tienen un profundo impacto en las actividades escolares.
En Probot School se destacan las decisiones tomadas a la hora de crearla e implementarla. Un colegio se pone en contacto con un grupo especializado en una universidad local y, en colaboración, construyen un concepto, desarrollan una propuesta -incluido un curriculum- y llevan adelante una modalidad formativa donde los equipos docentes de ambas instituciones colaboran. Esta es una apuesta que valdría la pena considerar en cualquier institución educativa a la hora de pensar procesos de cambio en esta u otras áreas.
La escuela de robótica busca preparar a sus estudiantes para resolver desafíos presentes y futuros mientras promueve habilidades consideradas clave: el trabajo colaborativo, la resolución de problemas, la creatividad y la autogestión junto al desarrollo de destrezas manuales.
¿Cómo funciona?
En la escuela de robótica, profesores del Colegio Edison forman pedagógicamente para el trabajo con jóvenes a los especialistas de robótica de la universidad. Estos, junto a graduados recientes del colegio, integran el equipo docente que se hace cargo de las actividades.
Los estudiantes, organizados en grupos de diez a trece y catorce a diecisiete años, reciben un kit para la construcción del robot. El régimen de cursada es semestral a través de un currículo propio diseñado en seis niveles. El propósito principal está orientado a la comprensión de conceptos básicos de electrónica y programación mediante la construcción de robots de complejidad creciente que se inician con un insecto como proyecto integral, en el primer nivel.
Con la idea de “hacer entre hacedores” los aprendizajes están orientados por el concepto más amplio de diseñar soluciones sustentables como parte de la formación de ciudadanos críticos y creativos. Los estudiantes también participan en concursos en los que ponen en juego las habilidades desarrolladas.
Referencias
Los orígenes de la robótica educativa son ubicados en el Instituto Tecnológico de Massachusetts a partir del desarrollo de LOGO por parte de Seymour Papert (Escobar, 2015). El desarrollo de kits, entre los que se destacan Lego Mindstorms, marca los últimos años y avanza con proyectos de hardware libre tales como Arduino y Raspberry Pi y en productos concebidos para educación tales como Dash y Dot. En Argentina, la provincia de San Luis llevó adelante experiencias de robótica educativa a través de diferentes instituciones educativas y programas. Por su parte la provincia de Misiones inauguró en diciembre de 2016 la primera escuela provincial de robótica del país.