Dar la voz: hacer que el aula hable
¿Qué sucedería si en las escuelas se les diera la palabra a los estudiantes en todo momento? ¿Qué capacidad de comunicación y qué grado de confianza puede alcanzar un estudiante si durante toda su escolaridad se le pide que hable? La escuela ha tendido a considerar que la adquisición del habla y el dominio verbal del lenguaje se resuelve o se completa entre los primeros años de vida y el final de la educación de nivel inicial. Sin embargo, hablar es una de las capacidades más elementales para desenvolverse en la vida en sociedad y ampliar la capacidad individual de aprender.
La escuela School 21 de Londres fue creada por la organización 21Trust. Desde 2012 desarrolla un curriculum basado en el dominio de la oralidad , cuyo marco de acción específico (oracy framework ) involucra los aspectos físico, lingüístico, cognitivo y socioemocional . Se enfoca en el desarrollo de la habilidad de comunicación informativa y en la manera en que los individuos se vinculan entre sí, trabajando el fortalecimiento de la confianza personal. Para garantizar que los participantes se sientan seguros a la hora de hablar, promueven una conversación ordenada y pacífica a partir de una serie de pautas de trabajo para utilizar dentro y fuera del aula.
El mérito de esta experiencia está en el grado de atención dedicado a la oralidad. Se trata de un notable esfuerzo por combatir el olvido y la naturalización de la capacidad fundamental del habla. Concentrarse en una habilidad tan básica, y ubicarla en el centro de la vida escolar al nivel de la lectoescritura aparece como una vía privilegiada para la inclusión y la creación de oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes, más allá de sus diferencias de origen.
¿Cómo funciona?
El marco de acción para la oralidad inicia con el consenso de las pautas para la discusión. El docente guía para llegar a un acuerdo compartido y establecer una serie de reglas que el grupo se compromete a respetar . Por ejemplo: “siempre respetar al otro”, “estar dispuestos a cambiar de parecer”, “demostrar que se está escuchando con atención”, etc. Luego, propone de qué manera se agruparán los estudiantes en función de los tipos de discusión. Para fomentar el intercambio y moderar la inhibición al momento de participan, se asignan roles y preparan consignas que ayuden a organizar y orientar el diálogo. Una vez iniciada la discusión, ayuda a los estudiantes a analizar las pautas en acción, por ejemplo, asignando a un par de ellos la tarea de recorrer el aula y tomar notas sobre el uso de las pautas
Los docentes organizan el intercambio verbal en el aula junto con sus estudiantes y, a medida que el grupo mejora su oralidad, pueden ir explorando nuevas formas de organización. Se busca fortalecer las habilidades comunicativas de la comunidad escolar, y asegurar un entorno que propicie el intercambio respetuoso.
Referencias
El marco de acción para la oralidad encuentra sustento en la teoría sociocultural de Vygotsky, según la cual hay una profunda relación entre el desarrollo de lo social y lo psicológico. Pero también podemos remitir esta práctica a la propuesta democratizadora de Paulo Freire, reivindicativa del diálogo y la participación crítica de las voces menos privilegiadas.