Publicado en octubre de 2023
Celebramos los primeros 40 años de democracia ininterrumpida con un ciclo electoral de “primeras veces”. Esta es la particularidad de las elecciones del 2023. Desde 1983, y de forma ininterrumpida, el voto es lo que ha definido quién nos representa en el marco de elecciones justas y limpias. Pero este año, la estabilidad institucional enmarca algunas rupturas que podrán condicionar el funcionamiento de nuestra democracia.
A nivel nacional, la reconfiguración de la competencia y una posible transformación del sistema de partidos, y a nivel provincial, un mapa de tercios, influirán en la política nacional independientemente de quién gane la segunda vuelta. No obstante, estas dos no son las únicas novedades de esta elección.
¿El fin del bicoalicionismo?
En 2015 definimos la elección presidencial en segunda vuelta entre dos fuerzas que protagonizaron la política nacional por varios años. Ese año compitieron para la presidencia un total de 6 agrupaciones. Las primeras dos, el Frente para la Victoria (37%) y Cambiemos (34%) concentraron el 71% de los votos en la primera vuelta.
En esa oportunidad, CIPPEC realizó un análisis de transferencias de votos para entender el apoyo de los votantes en la segunda vuelta, según su comportamiento en la primera. Más del 50% de los votos de Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) y Compromiso Federal (2.7 millones y 206 mil de votos respectivamente) se dirigieron a Cambiemos y el Frente para la Victoria recibió casi el 70% de los votos del FIT (570 mil votos). El 50% que había votado por el GEN (316 mil votos) en la segunda vuelta eligió votar en blanco y solo el 22% de los votos en blanco de primera vuelta se repartieron entre las dos agrupaciones (Cambiemos 17% y Frente para la Victoria el 5%).
Este año llegamos también a una segunda vuelta, pero en un escenario sin la lógica bicoalicionista que se había fortalecido en 2019. En aquella elección, la concentración de los votos en la elección general entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio fue de 88%.
Este año observamos la aparición de un candidato que se presenta por fuera de la política, competitivo para la carrera presidencial y ahora con apoyo explícito de la candidata que quedó en tercer lugar y fuera del balotaje. En la primera vuelta, los dos espacios que disputarán la presidencia el 19 de noviembre, Unión por la Patria y La Libertad Avanza, concentraron el 66% de los votos, 22 puntos menos que en las generales de 2019. Esto libera 9 millones de votos que apoyaron a las tres agrupaciones que quedaron fuera de carrera y los casi 555 mil votos en blanco de la primera vuelta.
¿La gobernabilidad en tensión?
En Argentina, la política subnacional y el Congreso son parte del esquema de gobernabilidad del Poder Ejecutivo Nacional, y esta elección también puede significar desafíos en este sentido.
Desde 1983, las provincias y la ciudad de Buenos Aires celebraron un total de 253 elecciones ejecutivas provinciales. Si se descuenta la primera elección de cada provincia, casi el 80% de las veces los partidos oficialistas ganaron y lo hicieron por amplios márgenes. En este contexto de histórica ventaja de los oficialismos, hubo victorias opositoras en tres de las seis provincias que desde la vuelta a la democracia nunca habían tenido alternancia. También, por primera vez desde su creación, la coalición de Juntos por el Cambio ganó 10 gobernaciones. Estas victorias precedieron a las diferencias internas que quedaron explícitas frente a la segunda vuelta.
En el congreso cualquiera de los dos candidatos que asuma a partir del 10 de diciembre tendrá que generar acuerdos y consensos para llevar adelante su programa de gobierno. Al cierre de esta nota, en Diputados, Unión por la Patria obtuvo 108 bancas; Juntos por el Cambio, 94; La Libertad Avanza, 38 y el Frente de Izquierda, 5. Los 12 restantes pertenecen a fuerzas provinciales. En el Senado, UxP quedó cerca del quórum propio con 36 bancas; JxC, 26; LLA, 7 y 3 bancas son de fuerzas provinciales. Restaría ver cómo impacta la decisión de Patricia Bullrich de apoyar a la candidatura de Javier Milei en la dinámica legislativa.
Otras particularidades
Tuvimos la elección con más precandidatos a presidente en las primarias y también, la elección con menos candidatos a presidente en las generales. Compitieron en las PASO 27 fórmulas presidenciales contra un promedio de 15 desde 2011, registrando a su vez la mayor reducción de la oferta para las elecciones generales: sólo 5 candidatos a presidente, el piso más bajo desde 1983 y en la categoría de diputados, sólo el 34% de las listas pasó a las elecciones generales.
La participación electoral también dio sorpresas: las PASO cerraron en una de las participaciones más bajas en elecciones presidenciales desde 2011, pero se registró el mayor crecimiento entre primarias y generales desde la creación de las PASO: 8 puntos más que en las primarias (de 70% a 78%).
A nivel subnacional, una de cal, y otra de arena. El 2023 fue la elección con mayor variación en cuanto a instrumento de votación: Córdoba, Mendoza y Santa Fe sufragaron mediante boleta única papel y Neuquén, Salta y CABA en las primarias con boleta única electrónica. Pero será la primera vez desde 2007 que no habrá gobernadoras mujeres en ninguna provincia.
Celebramos los primeros 40 años de democracia ininterrumpida con mucha incertidumbre sobre lo que ocurrirá luego del 10 de diciembre. Desde la sociedad civil estaremos atentos a que cualquier escenario futuro tenga como marco el respeto a las instituciones democráticas, la práctica de sus valores, y el cuidado de los derechos políticos y libertades civiles que supimos construir.
