No hay que ser científico para saber algo sobre la ciencia: tiene cara de varón. Y eso es un problema. No solo implica una desigualdad entre las oportunidades de varones y mujeres, sino que también restringe la reserva de personas con condiciones para las actividades científicas e impide el aporte de miradas diversas en los distintos campos de estudio.
La masculinización de áreas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática (STEM, por sus siglas en inglés) es otra manifestación de la desigualdad de género que atraviesa la sociedad. Para derribar las barreras que impiden la participación plena de las mujeres en estos sectores son imprescindibles políticas públicas basadas en datos y que apunten a igualar el terreno entre los géneros.
Que haya menos mujeres en las STEM se debe a dos conjuntos de factores. En primer lugar, las mujeres son las-responsables casi exclusivas del cuidado de niños y adultos mayores. Esto les resta tiempo disponible para insertarse en el mercado de trabajo en todas las etapas de su vida, pero se agudiza con la maternidad. Por lo tanto, se necesitan políticas de conciliación familiar y laboral, como la oferta de espacios de cuidado para niños; un régimen de licencias que promueva la responsabilidad compartida entre varones y mujeres en el cuidado de los hijos; y la opción de una jornada laboral reducida para madres y padres recientes.
El segundo conjunto de factores se vincula con los estereotipos de género y la discriminación. Estos aparecen desde edades muy tempranas y condicionan el horizonte de posibilidades que niños y niñas se plantean a futuro. Por lo tanto, es preciso derribar las representaciones estereotípicas de género y fomentar el interés de las niñas por la ciencia y el de los varones por actividades tradicionalmente femeninas. La educación sexual integral tiene un gran potencial para cuestionar estas representaciones desde la educación inicial.
También las políticas que promueven la formación en las STEM deben incorporar una mirada de género y complementarse con políticas antidiscriminación en los procesos de contratación y promoción laboral y en los espacios de trabajo. Finalmente, es importante visibilizar a las mujeres en los campos de las STEM, para que sirvan como roles inspiradores de niñas y mujeres.
Las STEM constituirán un pilar fundamental en el futuro del trabajo. Las políticas para promover la equidad de género en estos campos pueden lograr que el futuro no termine pareciéndose demasiado pasado.