Los últimos datos del Indec reafirman un escenario conocido: en Argentina, concentramos las peores condiciones en las familias con niños. Más de cuatro de cada diez niños y adolescentes menores de 14 años están en situación de pobreza, lo que supera ampliamente a las proporciones de jóvenes menores de 29, adultos y adultos mayores en situación de pobreza.
Aunque en los últimos quince años la pobreza se redujo en promedio respecto de sus máximos históricos luego de la crisis de 2001, las mejoras se sintieron más en los hogares sin niños que en las familias con niños o adolescentes.
Si bien la pobreza descendió, entre los infantes se está profundizando: la proporción de niños menores de 17 años viviendo bajo la línea de pobreza respecto de los mayores de 18 años aumentó de 1,42 a 1,92 entre 2003 y 2018.
Que las familias con niños/as concentren peores condiciones es síntoma de la dificultad de compatibilizar las tareas de cuidado y crianza con la generación de ingresos. Como esta conciliación es dejada en manos de las familias, su resolución depende de los recursos económicos, sociales y simbólicos de cada hogar.
Resolver esta situación requiere la intervención del Estado. Reformar el esquema de transferencias a las familias; expandir el acceso y los horarios de los espacios educativos y de cuidado y modificar el régimen de licencias por maternidad, paternidad y familiares son las principales políticas públicas que deberían implementarse.
Fuente: El Economista