Todos los niños y niñas tienen derecho a una primera infancia plena. Argentina tiene un marco normativo frondoso y un terreno propicio para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de los niños. Sin embargo, en Argentina los derechos de los niños y niñas están vulnerados: enfrentamos grandes desafíos en términos de pobreza, salud, nutrición y acceso a los espacios de crianza, enseñanza y cuidado para los niños de cero a cinco años.
La Agenda Regional para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia tiene por objetivo el fortalecimiento de las políticas públicas para las niñas y niños en su primera infancia. Se organiza en cuatro acuerdos asumidos por distintos países de América Latina en la Declaración de Bogotá. Estos acuerdos son ejes para evaluar el estado de avance de los países en primera infancia. El primer Informe de Progreso de Políticas de la Primera Infancia recupera los consensos y debates en torno a estas cuatro dimensiones de la Agenda: intersectorialidad y financiamiento, calidad de la oferta, medición del desarrollo infantil, y colaboración y alianzas.
Avanzar en una política integral de primera infancia es clave para garantizar el acceso de todos los niños a los servicios de salud; a una oferta de crianza, enseñanza y cuidado de calidad; y garantizar a las familias tiempo y dinero para criar y cuidar. Existe un consenso transversal en torno a esta premisa, y también sobre la importancia de la participación de distintos actores para el diseño y puesta en marcha de estas políticas. Generar estas articulaciones requiere de acuerdos entre los distintos sectores y niveles de gobierno, metas claras e información sistemática y periódica que nos permitan monitorearlas. La experiencia que tiene el Gobierno Nacional de generar esta suerte de consensos para que luego se traduzcan en acuerdos prácticos e implementables, a partir del Plan ENIA (sobre embarazo adolescente) es un antecedente clave. Y, desde el Gobierno, anticipan que en las próximas semanas se dará a conocer un decreto presidencial con una estrategia equivalente dirigida a la primera infancia.
La medición del desarrollo infantil es la dimensión en la que encontramos más disensos. El desarrollo infantil tiene múltiples dimensiones. En algunas dimensiones, especialmente vinculadas a los factores contextuales al bienestar infantil, surgen mayores consensos sobre la necesidad de contar con información fiable y actualizada. Existen dos encuestas públicas de alta calidad y rigurosidad (la Encuesta sobre condiciones de vida de niñez y adolescencia y la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud), cada una con dos ondas (una realizada y publicada y otra en campo) que brindan información sobre aspectos claves en este sentido. En otras áreas la medición del desarrollo es un aspecto controvertido, especialmente cuando pueda ser utilizado como una herramienta para segmentar a las niñas y niños en sus trayectorias vitales y/o educativas. La mirada puesta en una definición universal y normalizadora del desarrollo no siempre contempla que la crianza, la enseñanza y el cuidado son procesos inseparables de la cultura y del territorio.
En la Argentina, la primera infancia urge. Avanzar con políticas integrales para esta población no sólo contribuirá a saldar esta deuda, sino que es un requisito para aterrizar el reconocimiento de los niños y niñas en la primera infancia como sujetos de derechos.