Publicado en septiembre de 2021
Por sexta vez consecutiva desde su creación, ayer se celebraron a lo largo del territorio nacional las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para la definición de listas a cargos legislativos nacionales que se disputarán el 14 de noviembre.
Más allá de los resultados obtenidos por cada una de las fuerzas que compitieron en esta contienda, es posible señalar una serie de características puntuales sobre la manera en la que funcionaron estas PASO, la primera elección nacional en pandemia para nuestro país.
Anticipándonos a las conclusiones, podemos decir que, pese a algunos pronósticos, la participación se mantuvo en niveles aceptables; que al igual que años anteriores, el principal aporte de las primarias fue acotar la fragmentación, y que, además, estas fueron más competitivas que elecciones de este tipo previas.
Desde su creación, las PASO fueron debatidas y criticadas por varias razones. Entre las más citadas, figura el hecho de que un proceso de nominación de candidaturas de estas características puede generar fatiga cívica: la obligatoriedad de las primarias hace que, sólo para las elecciones nacionales, las y los votantes debamos concurrir a las urnas dos veces en pocos meses.
El frecuente desdoblamiento de los calendarios provinciales, además, suma otras instancias de participación en algunos distritos. Este año, la pandemia agregó un nuevo factor de preocupación en este terreno.
El temor al contagio, el humor social relacionado a las consecuencias sociales del COVID y su gestión, así como la posible deserción de parte de las y los votantes si la logística en los centros no funcionaba constituyeron algunas de las causas por las que se temía una menor concurrencia a votar.
A pesar de todo, de acuerdo con los datos provisorios publicados por la Dirección Nacional Electoral, la participación en las PASO nacionales celebradas el domingo fue de un 67%. Es cierto que se trata de una disminución respecto de las 5 primarias anteriores, que promedian casi el 76%. Pero si se compara con las PASO legislativas inmediatamente anteriores, las de 2017, es una disminución de no más que entre 5 y 6 puntos.
Más allá de las críticas que recibe, existe el consenso de que una de las virtudes de las primarias es la de mitigar la fragmentación y, con eso, la de clarificar la oferta electoral de cara a las generales.
Las PASO alientan la formación de alianzas electorales para superar el umbral del 1,5% que impone la ley para participar de la elección general, y reducen el número total de agrupaciones que efectivamente disputan bancas.
Este año se presentaron a las PASO 280 listas en la categoría diputados y 101 para senadores. En las generales de noviembre veremos menos de la mitad de las listas que vimos en las PASO: 135 (48,2%) en diputados y 47 (46,53%) en senadores; un promedio de 6 listas para diputados por distrito en los cuartos oscuros, mientras que el domingo último, por ejemplo, compitieron 28 listas en la Provincia de Buenos Aires, 23 en Córdoba y 17 en la Ciudad de Buenos Aires.
Esto significa una continuidad respecto de lo que ocurrió en años anteriores, por lo menos en la categoría diputados: en 2019 la oferta electoral en la general se compuso de 107 listas, mientras que en las PASO de ese año habían competido 221 (48,4%). Antes de su creación e implementación, entre 1983 y 2009, el promedio de listas que participaron en las elecciones fue de 246. Hoy es de 132.
Finalmente, las PASO se usan para dirimir internas, pero algunos las usan más que otros. Presentan mayor competencia cuando hay más cargos en juego y para definir candidaturas legislativas.
En la categoría diputados, en particular, cuando no hubo una boleta presidencial que funcione como ordenador de la oferta, como en las elecciones de medio término de 2013, 2017 y las de este año, el porcentaje de internas superó los valores registrados en 2011, 2015 y 2019. Este año, además, se registró el mayor número de internas desde 2011 (28 para diputados/as nacionales).
Pero además, estas PASO fueron competitivas. En 14 de las 53 primarias que compitieron con más de una línea interna en la categoría diputados (26,42% de las primarias con competencia y 7% del total de agrupaciones), la diferencia entre las dos listas internas más votadas es menor a 10 puntos porcentuales.
Por último, resta observar qué sucederá en noviembre con otro efecto que pueden introducir las PASO: el de ofrecer información para el votante así como para las agrupaciones que compiten.
Se ha observado en elecciones anteriores que una porción de las y los votantes hizo una opción estratégica en las elecciones generales al tener como referencia el resultado de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.
También las fuerzas políticas han reorientado estrategias para mejorar sus performances electorales luego de “escuchar a las urnas” en las PASO. En noviembre tendremos las certezas.