Menos preguntas al JGM contribuirían a entender mejor cómo marcha la gestión de gobierno

Una de las funciones principales que se le asignó constitucionalmente al jefe de gabinete es la rendición de cuentas al Poder Legislativo. Por eso, una vez al mes, el jefe de gabinete presenta informes orales y escritos, alternativamente a Diputados y Senadores. Históricamente la cantidad de presentaciones orales en el recinto fue menor a la de informes escritos. Los dos, informes escritos y orales, se basan en una dinámica de formulación de preguntas de los legisladores al Ejecutivo.

Desde 1995, los jefes de gabinete contestaron en vivo 3250 preguntas. En el período 2013-2017 la cantidad de preguntas aumentó significativamente: en ese lapso tuvieron lugar el 50% del total de los interrogantes realizados por los diputados y los senadores. El aumento de la cantidad de preguntas en sesión sin estructura ni foco diluye el impacto de las respuestas y dificulta la capacidad de agregar datos relevantes sobre el tema en cuestión por parte del jefe de gabinete.

La dinámica, definida por los reglamentos de cada Cámara, impone cuatro pasos. En primer lugar, el jefe de gabinete debe hacer una presentación oral de hasta una hora. Luego, hay hasta cuatro horas para preguntas, ordenadas por bloque (en Diputados). A continuación, el jefe de gabinete tiene 40 minutos de réplica; con 20 minutos de aclaraciones y 180 minutos de interacción distribuidos por bloque (en Senadores).

Por otro lado, la cantidad de preguntas realizadas tanto por senadores como por diputados ha ido fluctuando; sin embargo hay un aumento exponencial en 2013-2014. Durante 2016 y 2017 la cantidad se mantuvo, con fluctuaciones, por encima de las 300 preguntas. El aumento de la cantidad de preguntas implica una gran dispersión temática, lo cual dificulta la capacidad de respuesta del jefe de gabinete.

Menos preguntas mejorarían la calidad de los informes y contribuirían a entender mejor cómo marcha la gestión de gobierno. El dispositivo de procesamiento de preguntas en vivo implementado por el actual Gobierno es eficiente, pero la sobreabundancia de interrogantes no implica necesariamente una mejor calidad de las respuestas.

Desde CIPPEC proponemos reforzar la calidad de la sesión informativa de dos modos. En primer lugar, mejorando la reglamentación de las Cámaras. Los procedimientos deben ser no solo más específicos, sino también estandarizados entre ambas Cámaras del Congreso. Además, la regulación necesita promover la coordinación entre grupos de legisladores, para bajar la cantidad de temas y preguntas que se tratan en cada visita y que se exponen en los informes.

Además, sugerimos preparar una agenda de temas desde el Ejecutivo. Fortalecer la estructura de los temas de agenda haciendo foco en los más críticos (el jefe de gabinete tiene, según el reglamento de Diputados, hasta siete días hábiles para presentar los temas a exponer; en el Senado, debe presentarlos el primer día hábil del mes en que le corresponda la sesión informativa) podría facilitar la concentración de las preguntas en un listado preacordado de temas.

Autor


Natalia Aquilino

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