El nivel de intransigencia alcanzado en torno el proyecto de ley que propone reemplazar los 29 institutos de formación docente por una universidad (UniCABA) redujo el profundo debate sobre la formación docente inicial en la Ciudad de Buenos Aires a una mera cuestión binaria. La iniciativa generó tanta resistencia y polarización que es difícil vislumbrar un cambio positivo y practicable en el terreno de la formación docente.
El debate está planteado en términos dicotómicos: se suceden declaraciones en contra y a favor del proyecto, sin acuerdos mínimos que permitan avances constructivos. Es necesario imaginar nuevas opciones, que estén acompañadas por un diagnóstico compartido y riguroso. Un análisis de las fortalezas y las debilidades acerca de cómo se forman los docentes en la Ciudad sería un gran primer paso para luego avanzar sobre una hoja de ruta con foco en la factibilidad política, técnica y presupuestaria de la implementación de una reforma.
Son muchas las preguntas que aún no tienen respuesta. En cuanto a la planificación del sistema educativo, ¿hay una brecha entre la formación y las necesidades del sistema educativo? ¿En qué disciplinas faltan docentes y en cuáles hay demasiados? ¿Qué necesitará el sistema educativo en los próximos años? ¿Cómo se está planificando la respuesta a estas necesidades futuras? ¿La creación de una universidad facilitaría u obstaculizaría esta planificación?
En relación con los 29 institutos que actualmente hay en la Ciudad, ¿cuáles son las carreras más elegidas y cuántos alumnos tienen? ¿Cuáles son las condiciones de la infraestructura? ¿Cuántos alumnos egresan de los institutos y cuántos de las carreras universitarias? ¿Cuánto duran las diferentes carreras y cómo difiere de la duración en la universidad? En relación con los alumnos y la planificación de su formación: ¿sabemos por qué eligen la docencia? ¿En qué medida influyen en su elección las características de la profesión, como la carrera docente, los espacios de formación continua y las condiciones de trabajo? ¿Cómo valoran la calidad de la formación que reciben? ¿Cuántos de ellos abandonan y por qué? ¿Varía el abandono entre carreras e instituciones (terciarias y universitarias)? ¿De qué maneras el formato universitario podría promover la culminación en tiempo y forma?
A estas preguntas se les suman otras sobre los formadores de docentes y la calidad de la formación: ¿cuál es su formación y experiencia? ¿Cómo acceden a sus cargos y cuáles son sus condiciones laborales? ¿Cómo se evalúa su trabajo? ¿Cómo se siguen formando? ¿Cómo se enseña y aprende en los institutos de formación docente? ¿Cómo se evalúa a los estudiantes? ¿Qué lugar tiene actualmente la formación en la práctica docente? ¿Cómo se relacionan los institutos con las escuelas? ¿En qué medida la universidad mejoraría la práctica en la formación docente y por qué?
En relación con el proyecto UniCABA, también hay importantes interrogantes que tenemos que abordar: ¿cómo se conciliaría la autonomía universitaria con la necesidad de garantizar la gobernabilidad del sistema de formación? ¿Cuánto cuesta la implementación de UniCABA y qué relación tiene con el costo de mejorar las condiciones de enseñanza y aprendizaje en cada instituto? ¿Cómo se financiaría? ¿Cómo dialogarán estos cambios con otras dimensiones de la profesión docente, como la carrera profesional o la formación continua? ¿Cómo se garantizará la continuidad de las trayectorias de los estudiantes y los profesores que cursan y enseñan actualmente en las instituciones formadoras? ¿Cómo se garantizará la validez nacional de los títulos emitidos por UniCABA? ¿Cómo se organizará la oferta en el territorio y en qué medida se aprovecharán los espacios edilicios disponibles? ¿Cómo incidirá esto en la planificación de las carreras?
Las respuestas a estas preguntas podrían ser el primer paso para pensar la mejora de la formación docente en la Ciudad de Buenos Aires. Podrían ayudar a mapear el terreno para avanzar en cambios concretos y factibles, consensuados con la comunidad educativa. Podrían también actuar como faro para inspirar propuestas en los otros 23 distritos de nuestro país.