La centralización es cada vez más una tendencia en la gestión de gobierno. Los problemas públicos son cada vez más complejos y plantean la necesidad de miradas integrales y estratégicas. La pandemia es un ejemplo. Para afrontarla hacen falta funciones críticas, como capacidades de planificación, coordinación y evaluación de políticas. Algunos países – Reino Unido, México, Portugal, Perú – vienen desarrollando planes de gobierno, sistemas de metas prioritarias, centros de información estratégica y unidades abocadas a mejorar la implementación de políticas.
La Jefatura de Gabinete de Ministros – que cumple este 8 de julio 25 años de su creación – es un organismo central dentro de la estructura administrativa del Poder Ejecutivo para apoyar de manera transversal la formulación e implementación de políticas. Una de las razones que motivaron su creación en la reforma constitucional de 1994 fue mejorar el funcionamiento del gabinete con la figura de un ministro encargado de su coordinación y con responsabilidades delegadas del Presidente para la administración general del país (artículo 100 de la Constitución Nacional).
La JGM adquirió entonces un lugar y atribuciones claves para fortalecer la mirada integral de las acciones de la administración pública. Sin embargo, el análisis que realizamos en CIPPEC de las funciones formales que le fueron asignadas en los primeros 25 años, muestra que su rol como área central con capacidad de orientar estratégicamente la gestión se fue desdibujando con el tiempo. La función predominante fue la de administración general. Presupuesto, finanzas, empleo público y modernización de la administración ocuparon el 40% de su trabajo. La gestión política fue el segundo rol con mayor peso (21%) con foco en relaciones con el Congreso, comunicación institucional y relaciones con la sociedad. En la misma proporción se dedicó a la implementación de políticas sectoriales. Las tareas de orientación estratégica como planificación, coordinación y evaluación de la administración pública nacional quedaron relegadas al último lugar con un 18%. Sólo durante los primeros años de vida (1995-1997) la JGM asumió con mayor protagonismo la orientación estratégica, pero luego fue perdiendo peso en detrimento de las otras funciones.
Desde CIPPEC creemos que todavía existe espacio para potenciar el rol de la Jefatura de Gabinete de Ministros como orientadora estratégica de la gestión de gobierno, fortaleciendo sus capacidades de planificación, coordinación, monitoreo y evaluación de políticas.
Una pieza central en la orientación estratégica es la construcción de un plan de gobierno que defina objetivos conocidos para promover el desarrollo nacional. Este plan debería articular con una visión estratégica de largo plazo a través del diálogo en un Consejo Económico y Social. Recomendamos que cuente con una unidad de gestión específica en la Jefatura de Gabinete que nuclee la conducción de la agenda estratégica. Y que defina metas precisas y vinculadas al presupuesto, y que dialogue con un sistema de monitoreo y evaluación que provea información sobre las políticas y el logro de los objetivos del plan. El plan necesita además contar con mecanismos de gestión del desempeño y facilitar procesos y mecanismos para la rendición de cuentas y apertura de datos.
Los próximos años son una oportunidad para fortalecer la capacidad estratégica, aumentar la calidad de la información y generar mejores mecanismos de coordinación en la administración pública. Esto permitiría a través de la hoja de ruta que es el plan de gobierno, el logro de mejores resultados de desarrollo que favorezcan la equidad y la inclusión con políticas públicas de calidad.
