Las mujeres participan en menor medida en el mercado laboral porque realizan tareas no remuneradas en el hogar

Gran parte de las desigualdades de género que se advierten en el mercado laboral no se observan allí, sino en la casa”, advierte Virginia Giordano, economista de Idesa. La cultura que reserva a las mujeres las tareas reproductivas (de cuidado) dentro del hogar tiene varias implicancias.

“Participan en menor medida en el mercado laboral y, en promedio, menos horas que los varones, porque se quedan realizando tareas no remuneradas. Es un aporte que las mujeres hacen a la economía y que no está considerado”, dice Florencia Caro Sachetti, del Cippec.

Giordano agrega que “del total del tiempo aplicado al trabajo doméstico no remunerado, el 76 por ciento corresponde a las mujeres y 24 por ciento a los varones”,

Mary Acosta, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba, agrega que “las mujeres destinan al trabajo reproductivo 6,4 horas diarias, frente a 3,4 horas en el caso de los hombres”.

Además, este “mandato” cultural también lleva a que las mujeres participen en el mercado laboral en tareas similares, como salud, educación, cuidados o servicios domésticos. “Se acepta socialmente que determinadas tareas, en general coincidentes con los trabajos que las mujeres desarrollan dentro del hogar, sean asignadas casi exclusivamente a ellas. Son los segmentos de menores salarios y con peores condiciones laborales”, dice Acosta.

Giordano también destaca el efecto desigual de tener hijos en la participación laboral. “Las conocidas desigualdades en las condiciones laborales a las que se enfrentan la mayoría de las mujeres se profundizan cuando deciden ser madres”, advierte.

Y explica: “Cuando llegan los hijos, muchas mujeres deciden dedicar menos horas al mercado laboral. Hay una caída en la cantidad de horas trabajadas o un retiro temporario o permanente, que impacta en la menor tasa de actividad. Para el caso de los hombres, los hijos no provocan cambios significativos en su tasa de actividad, incluso dedican más horas aún a su trabajo”.

Los varones sin hijos trabajan un promedio de 37 horas semanales y quienes tienen hijos, 42.

En cambio, según la última Encuesta Permanente de Hogares del Indec del segundo trimestre de 2019, las mujeres que no son madres dedican 36 horas y las que sí lo son, 33. “Lo más preocupante es que esas desigualdades no presentaron cambios sustanciales en los últimos 10 años”, dice Giordano.

Por esta razón, las especialistas subrayan la necesidad de avanzar en políticas públicas que flexibilicen la jornada laboral, incorporen licencias e implementen instituciones de cuidado, tanto para mujeres como para varones con hijos.

Autor


Florencia Caro Sachetti

Investigadora asociada de Protección Social

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