A partir de mañana se podrá empezar a comprobar si la corrida contra el peso y las reservas del Banco Central se terminó o al menos pierde intensidad. El shock de tasa de interés que aplicó el Banco Central más el compromiso de alcanzar un recorte fiscalmayor al presupuestado, le hacen pensar al Gobierno que lo peor ya habría pasado. Prudentes, nadie se anima a afirmarlo taxativamente, pero al menos sí están convencidos que los anuncios van en la dirección correcta si lo que se busca es darle señales claras a los mercados.
Es lo que dio a entender ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien consideró que el valor alcanzado el viernes por el dólar -$ 22,28 pesos en la calle, $ 21,38 en el mercado mayorista- la economía argentina tiene “un tipo de cambio competitivo, incluso más competitivo que el del inicio de la gestión” del presidente Mauricio Macri.
Dicho esto, aceptó que no hay que tomar ese valor como algo fijo. “Pero la competitividad viene con lo que ocurre con las monedas de otros países. Tenemos que acostumbrarnos a nuestro cambio flotante, que nos hace saltear crisis”.
Esa cautela sobre lo que puede ocurrir a partir de mañana es compartida por varios especialistas consultados por este diario. Coinciden en que la vulnerabilidad de la economía argentina quedo más expuesta que nunca y que si bien coinciden en que las medidas que se anunciaron son las adecuadas, la dependencia de lo que ocurra en el exterior es crucial.
Por eso, ante un escenario global más volátil, Dujovne señaló que en el Gobierno están “siempre atentos y listos para reaccionar. La población tiene que estar tranquila, vamos por el buen camino y generando las condiciones para que la Argentina no tenga nunca más una crisis como las del pasado”, aseveró.
De todas maneras, aceptó que al principio, los efectos de la combinación de tasas altas y ajuste del gasto pueden ser antipáticos : “Cuando uno toma medidas de la magnitud de las que tomamos elige qué costos evitar y qué costos pagar. El costo que elegimos evitar es el de tener una crisis. Y si por eso tenemos que tener una convergencia un poco más lenta de la inflación, es el precio a pagar por evitar una crisis”, admitió.
Pero no todo es contexto externo a la hora de explicar lo que pasó en los últimos días. Dujovne volvió a apuntarle a la oposición, a pesar de que el ala política del Gobierno insiste en seguir negociando para atenuar la suba de las tarifas de los servicios públicos que impulsan desde el peronismo y el Frente Renovador.
Según el ministro, el salto del dólar, que llevó a una caída de 5.000 millones de dólares de las reservas y un shock monetario, se debió a “ruidos domésticos por querer modificar la política tarifaria del Gobierno” por parte de la oposición, proyecto que calificó como “inadecuado” e “irresponsable”.
Respecto a la suba de la tasa de interés hasta el 40%, Dujovne consideró que “cuando uno evita una crisis, tiene una ganancia muy importante”, por lo que “los más importante es evitarla”. Y añadió: “Las tasas más altas pueden crear menor actividad, pero todo depende de cuánto duren”.
Por otro lado, aseguró en cuanto al anuncio realizado ayer sobre una baja en la meta de déficit fiscal de 0,5 puntos hasta el 2,7% que se decidió “acelerar un poquito”.
“En los últimos dos años, la Argentina tuvo la baja más importante de gasto público: recibimos un 42% del kirchnerismo y el año pasado lo llevamos al 40%. Este año tendremos 38%, y el gasto va a poder llegar en 2023 a un 32%”, resaltó el ministro.
Entre los analistas económicos se asevera que la señal de más rigor para apurar el recorte del déficit fiscal también fue una medida adecuada, aunque su impacto se verá en el mediano plazo.
Resalta que reducir el déficit permite depender menos del financiamiento externo y al mismo tiempo es una ayuda inestimable para recortar la inflación.
Eso sí, insisten es que será fundamental que la crisis sea digerida lo antes posible porque si la calma depende de que las tasas de política monetaria persistan mucho tiempo en niveles del 40% todo se hará cuesta arriba, sobre todo porque esa tasa es una loza sobre la actividad económica y porque el costo de esos intereses sobre el balance del Banco Central terminará siendo inaguantable.
El Gobierno espera con moderada confianza la apertura del mercado mañana. Pero se sabe que el humor de los mercados es muchas veces impredecible.