Publicado el 29 de abril
A lo largo de todo el planeta, los Estados están reaccionando y tratando de brindar respuestas lo más ágiles y efectivas posibles ante la emergencia disruptiva que arroja la pandemia del COVID 19.
En este contexto de alta incertidumbre, asistimos – por enésima vez – a una (re)valoración positiva del rol clave que cumple la esfera estatal para sortear en lo inmediato situaciones de criticidad sistémica.
En simultáneo, con una mirada a mediano y largo plazo, se observa la necesidad de instrumentar procesos de convergencia entre el Estado y el mercado para promover mecanismos que retroalimenten procesos virtuosos entre la ciencia y el desarrollo tecnológico junto a las cadenas productivas y las políticas públicas de inclusión psicosocial.
La articulación público – privada de estos componentes, aparece como una premisa necesaria para superar los coletazos económicos y sociales que arrojará esta pandemia.
I.- Entre los numerosos problemas que podemos advertir, se destaca en primer lugar un elemento singular: si bien en términos generales podemos afirmar que el COVID 19 representa una prueba de stress para la gestión pública, no todas las administraciones gubernamentales han respondido de la misma forma.
Incluso analizando a la luz de los primeros resultados en los países desarrollados en perspectiva comparada cabe preguntarse ¿Cuáles estrategias gubernamentales están siendo más exitosas para tomar como modelo de referencia?
En Europa, por ejemplo, las estrategias de abordaje estatal de tipo centralizadas implementadas por países como Italia, Francia, España y Reino Unido parecieran menos eficaces que las instrumentadas de manera federal por países como Alemania.
II.- La planificación y la coordinación multinivel (intergubernamental) de las políticas públicas son dos componentes claves que parecieran explicar también la diferencia en la performance y la efectividad de los esfuerzos provenientes de las administraciones gubernamentales en América Latina.
Así se explicarían en una primera instancia las diferencias en el avance del virus en países como Ecuador y Brasil respecto a otros casos como Argentina, Chile o Colombia.
Trabajar sobre problemas específicos, buscando resultados a corto plazo y midiendo el impacto supone para las burocracias estatales el diseño de soluciones innovadoras que se buscan dentro y fuera de las organizaciones públicas, con un enfoque más abierto y flexible.
El impacto de las tecnologías de información y comunicación dentro de las burocracias públicas puede convertirse – una vez más – en un factor catalizador de la digitalización de los procesos administrativos fortaleciendo y sofisticando las metodologías de gestión pública, a través de nuevos formatos de trabajo, remotos, más colaborativos y transversales.
III.- Yendo al caso específicamente argentino, el escenario de pandemia también deja en evidencia nuevos retos, límites y desafíos para el accionar del Estado y las burocracias públicas, en especial en relación a la aplicación de las tecnologías de gestión como el trabajo remoto, la digitalización y el uso del big data.
En materia de capacidades estatales, este contexto reproduce una vez más los “fenómenos de islas” y el “síndrome sobre falte”, es decir: ciertas áreas estatales que despliegan una performance de gestión pública sustantivamente superior a otras.
Esta situación responde, entre otros factores, a la infraestructura tecnológica disponible, el perfil y las competencias de los empleados públicos – en especial los mendos medios que conforman la Alta Dirección Pública – y los diversos marcos regulatorios vigentes.
Si el Estado busca un impacto a escala, será necesario evaluar las condiciones de replicabilidad de ciertos prototipos de soluciones digitales combinados con procesos administrativos en soporte analógico, intentando identificar desde el inicio los eventuales obstáculos para escalar la implementación efectiva de este tipo de herramientas, tales como posibles reticencias políticas, barreras regulatorias, falta de capacidades para su implementación, e incluso problemas de presupuesto.
IV .– Finalmente, en un ejercicio prospectivo de imaginar la configuración del Estado pos pandemia, podríamos señalar el surgimiento de nuevos modelos de administración pública de tipo híbridos que combinen nuevos procesos digitales con mecanismos presenciales para un prestación ágil y eficiente de los bienes y servicios públicos.
Las nuevas burocracias estatales deberán no solo profundizar la rigurosidad científica de sus estudios prospectivos sino también desplegar una nueva gobernanza de los datos públicos que contemple la promoción del uso del big data con regulaciones que sostengan resguardo integral de los datos personales y otro derechos civiles básicos.
Sofisticar nuevas tecnologías de gestión pública junto con la aplicación y regulación de los dispositivos de inteligencia artificial dentro de los organismos públicos, aparecen como algunos de los aspectos más desafiantes para los Estados, una vez superada la pandemia. Un reto que se extiende a todos los liderazgos políticos de la época.