Publicado el 1 de junio
La pandemia global puso en tensión las capacidades estratégicas del Estado y nos desafió a crear nuevas soluciones. La confianza en instituciones robustas, basadas en la producción de información confiable, también está en cuestionamiento. La calidad del desempeño de las organizaciones aparece como un tema crítico. En este contexto, la evaluación de políticas públicas tiene por lo menos cuatro ideas fundantes en tensión.
Una, datos y política. La política basada en evidencia aparece hace por lo menos 20 años como una respuesta razonable a la toma de decisiones solo sostenida en las intuiciones de políticos experimentados. Sin embargo, nos enfrenta a diversas realidades que no están superadas. La evidencia que producen y gestionan los gobiernos es escasa, no cubre todos los campos sobre los que la política toma decisiones; es desigual y heterogénea. Mientras en algunas disciplinas hay certezas, en otras ni siquiera tenemos estudios. Sólo sabemos que no sabemos nada decíamos en marzo.
Dos, científicos y políticos. La vieja tensión weberiana permanece intacta en la mayor parte de los países. Muchas de las respuestas a la crisis del COVID19 son tomadas con base en evidencia científica de corte sanitario. Sin embargo, la falta de miradas complejas con distintos abordajes reduce el debate a la oposición entre disciplinas, siendo la más evidente la de epidemiólogos versus economistas. La política está expuesta a la exigencia de respuestas rápidas a un problema que tiene los tiempos (mucho más cautos) de la ciencia, como se explica en esta nota.
Tres, sistemas de información y datos. La tercera es la tensión de la calidad de los datos. Supongamos que la política basada en evidencia es un consenso panpartidario.¿Está el Estado argentino en condiciones de producir datos de calidad? No. Los sistemas de información en salud son buenos pero no dialogan con los otros sectores y cruzar ágilmente información sobre las personas no es tarea sencilla ni desde el punto de vista técnico ni desde el ético. Supongamos además, que los datos abiertos son valorados por toda la sociedad que los usa activamente. ¿Está el Estado argentino en condiciones de abrir datos de calidad? No. El acceso a datos abiertos y reutilizables es muy diferente entre las distintas jurisdicciones como podemos ver en este relevamiento sobre la apertura de datos en Argentina,
Cuatro, implementación y evaluación. En el contexto actual, la importancia de la evaluación es aún mayor porque la respuesta a la crisis sanitaria, económica y social producida por la pandemia se da a partir de la aplicación de políticas públicas que aporten respuestas ágiles y efectivas. Un sistema nacional de evaluación con información sistemática sobre los resultados de sus intervenciones sería estratégico en circunstancias de crisis. Argentina enfrenta todavía desafíos institucionales significativos para afianzar su cultura de producción y uso de evaluaciones.
Es imprescindible preguntarse entonces, ¿cuáles estrategias están siendo más exitosas para tomar como modelo? ¿Con qué información cuentan la Nación, las provincias y municipios para brindar soluciones? Los procesos que habilitan las herramientas de evaluación sirven como guía para dar una respuesta integral a estas preguntas, pero si en situaciones normales no suelen ser aplicados de forma extensiva, en épocas de crisis estos procesos son a la vez aún más difíciles y mucho más necesarios. Los sistemas de información son vitales para desarrollar respuestas coordinadas a los efectos de la pandemia, porque funcionan como evidencia para mejorar la calidad de las intervenciones y facilitar la coordinación de diversos actores técnicos y políticos.
Una Agencia Nacional de Evaluación de políticas tal como anunció el Presidente el 1 de marzo de 2020 en su informe sobre el estado de la Nación es clave para consolidar las capacidades de producción y uso de información de calidad.
En la semana global de la evaluación 2020 y en el marco de la pandemia global de COVID-19 en CIPPEC nos proponemos contribuir a cuatro debates para abordar esas tensiones y mejorar la calidad institucional: el fortalecimiento de las redes de evaluadores; la institucionalización de la política nacional de evaluación; la evaluabilidad de la política social y la federalización del sistema nacional de evaluación. Buscamos generar conciencia sobre la importancia y retroalimentación entre las prácticas de evaluación locales y el conocimiento global que existe. Poner en común los conocimientos y las soluciones que dieron resultado frente a las cuestiones de nuestro presente puede ayudar a pensar respuestas para los problemas del futuro. Por eso, re lanzamos Imppacto, el banco de evaluaciones independientes de CIPPEC con acceso al conjunto de hallazgos y recomendaciones de las evaluaciones de políticas públicas que hicimos entre 2012 y 2020.
Por primera vez, debido a las recomendaciones sanitarias de distanciamiento social, la semana #Eval2020, que se viene realizando desde 2015, se mudó a un entorno digital y todos los eventos van a ser realizados de forma online, utilizando, principalmente, plataformas de videoconferencia y streaming. Esta nueva modalidad puede ser una oportunidad excepcional para presentar formatos novedosos de comunicación de resultados y experiencias en la evaluación de políticas más basados en la visualización y la comunicación ágil de hallazgos y recomendaciones.
Les esperamos para compartir aprendizajes.