En el diagnóstico todos parecen estar de acuerdo. Pocas inversiones son tan importantes como apostar a la primera infancia. Fue una bandera del oficialismo: a poco de asumir el gobierno (en marzo de 2016), el presidente Macri envió al Congreso un proyecto de ley para hacer obligatoria la sala de 3 años. La iniciativa, que venía con el consenso de los 24 ministros de educación provinciales, se basa en diversos estudios que muestran que cuantos más años cursan en jardín mejores resultados obtienen los alumnos en la secundaria. Además hay consenso en que la universalización del nivel inicial es una las principales herramientas para lograr igualdad de oportunidades.
Pero pasaron más de dos años, el proyecto sigue en el Congreso y el acceso no a la sala de 3 no mejora sensiblemente. Hoy en la Argentina hay 294.001 chicos de esa edad en la escuela, son 60% menos que los 734.138 que van al preescolar (sala de 5), de acuerdo a nuevos datos oficiales. La cobertura de la sala de 3 apenas llega al 40%, según surge de un trabajo de Unicef y Cippec.
Un nuevo estudio del Observatorio Argentinos por la Educación muestra que entre 2011 y 2016 el jardín de infantes (en su conjunto) incorporó 202.392 alumnos, lo que implica un incremento del 12,9%. Pero lo que más creció fue la sala de 4, que agregó 104.799 chicos. En el mismo lapso, la sala de 3 sumó a 36.972 alumnos.
“Más importante que la discusión por la obligatoriedad es que las familias tengan acceso a las salas de tres años. La normativa que está vigente plantea su universalidad, es decir, que el Estado es responsable brindar vacantes a todos los niños de 3 años que quieran ocuparlas. Este punto no es menor, ya que la brecha entre las vacantes existentes y las que se necesitan es enorme”, dijo a Clarín Alejandra Cardini, directora del programa de Educación de Cippec.
Cristina Tacchi, presidenta de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) Argentina, hace otra observación a la ley que está en el Congreso. Para ellos, la obligación debería recaer sólo sobre el Estado y no en las familias.
La ley enviada por Macri tiene media sanción de Diputados y permanece en el Senado desde noviembre de 2016. El senador Esteban Bullrich, uno de los principales impulsores, le dijo a Clarín que sigue en la Comisión de Educación de la Cámara Alta y que el tiene “alguna resistencia de provincias por el financiamiento”.
El diputado José Luis Riccardo preside la comisión de Educación en Diputados, donde se debatió originalmente este proyecto. Le dijo a Clarín que va “a insistir para que se mueva”. “Es definitivamente una política concreta para achicar las desigualdades de origen”, afirmó.
“El financiamiento es lo que sensibilizaba a las provincias. Por eso en Diputados incluimos el compromiso del Estado nacional de financiar los nuevos recursos humanos que el sistema va a demandar en el tiempo. Por otra parte, los jardines se están construyendo paulatinamente en todas las provincias, muchos de ellos ya finalizados con recursos del Ministerio de Educación nacional”, agregó.
El informe del Observatorio Argentinos por la Educación muestra que Entre 2011 y 2016 se incorporaron al sistema educativo 959 escuelas de nivel inicial, lo que equivale a un incremento del 4,7%. En el mismo período se crearon 10.330 nuevas salas, un crecimiento del 14% en este rubro.
El incremento de la matrícula, a su vez, exhibe grandesdesigualdades entre las provincias. Entre 2011 y 2016, el mayor crecimiento porcentual se dio en La Pampa con el 44,8% (3.831 estudiantes más). Le siguen Tucumán con el 35,1% (14.604 alumnos) y Misiones con 30,3% (11.490). Entre las provincias con menor crecimiento porcentual se ubican San Luis con el 7,1% (1.144 chicos), Santa Fe 7,5% (7.903), Tierra del Fuego 7,6% (505) y Catamarca 7,7% (1.034).
Si se lo considera en función de la población (datos del Indec correspondientes a 2018) se observa que la provincia que más sumó alumnos de jardín fue Santiago del Estero, con 1.158 alumnos cada 100.000 habitantes, seguida por La Pampa (1.133) y Misiones (958). Las que menos sumaron fueron Santa Fe (236) y San Luis (245).
Alejandra Cardini, de Cippec, explica que, por su distribución, la cobertura de la sala de 3 hoy perjudica a los chicos de sectores rurales y de las familias más pobres. “Otra cuestión es la calidad. Para que la escolarización sea significativa hay que garantizar no solo cuestiones materiales -infraestructura, mobiliario, recursos didácticos- sino también establecer acuerdos más firmes en torno a qué debe aprender un niño a esta edad y cómo deben formarse y capacitarse los docentes que trabajan con ellos. Y es necesaria una mayor articulación entre los ministerios de Educación y Desarrollo Social, ya que la oferta para los más chicos es más heterogénea y fragmentada”, afirma.
“El desafío es continuar expandiendo la oferta pero sin resignar calidad. Desde la sociedad civil tenemos que asumir la responsabilidad de dar el debate sobre cómo lograrlo y de seguir las metas que los gobiernos establecen para exigir su cumplimiento. Sin este compromiso es difícil que este proceso se dé con la urgencia que las circunstancias requieren”, señaló Ignacio Ibarzábal , director ejecutivo del Observatorio Argentinos por la Educación.
"La oferta de jardines con sala de 3 años perjudica a las familias más pobres". @lulicardini.