Entre 1998 y 2016 la presión tributaria total —nación, provincias y municipios— pasó de 21,4% a 34% del PIB, involucrando un incremento de 12,6 puntos porcentuales, hasta llegar al 33% el año pasado, según el documento de CIPPEC “El ABC del sistema tributario argentino”, elaborado por Walter Agosto, investigador principal del programa de Desarrollo Económico.
“Es necesario bajar la presión tributaria pero debe hacerse tratando de evitar que el desequilibrio fiscal se profundice”, consideró Agosto en el marco de una entrevista realizada este lunes por el periodista Jorge Elías en “La Noche Continental”, por Radio Continental.
Por otra parte, Agosto explicó que el incremento de la presión tributaria estimado en el documento (12,6 puntos entre 1998 y 2016) “no contempla el peso del impuesto inflacionario”. Además, la presión tributaria “es mucho más alta en la proporción (de la ciudadanía) que paga impuestos”, dado que el país “tiene una fracción de su economía con un gran de informalidad importante”. En este sentido, sostuvo que “la evasión y la elusión no solo son un problema fiscal sino también de competencia desleal”.
En otro orden, evaluó que los dispuestos más distorsivos, a nivel nacional, están el Impuesto al Cheque y los Derechos de Exportación (retenciones) y, en las provincias, Ingresos Brutos.
“La contracara de esa presión tributaria alta y distorsiva es el gran aumento del gasto público. Aún con esa presión tributaria alta y agobiante para la producción y la inversión no es posible financiar la totalidad del gasto público”, describió.
Con respecto a la necesidad de una reforma, enfatizó que “para reducir impuestos, hay que pensar el costo fiscal y la situación de desequilibrio fiscal”. “Hay un esquema de desequilibrio fiscal que, a su vez, impone restricciones para hacer una reforma tributaria ambiciosa. Es necesario bajar la presión tributaria pero debe hacerse tratando de evitar que el desequilibrio fiscal se profundice”, concluyó.
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