ERCE 2019: avanzar hacia una política con foco en el aprendizaje de los estudiantes más vulnerables

Publicado en diciembre de 2021

El 30 de noviembre pasado la UNESCO presentó los resultados de su Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019, en el que destacó que “América Latina enfrenta una crisis en materia educativa, y avanzar en el logro de los aprendizajes fundamentales sigue siendo una tarea pendiente para poder hacer efectivo el derecho a una educación de calidad”. En esta misma línea, el estudio sostuvo que los resultados de aprendizajes obtenidos en las pruebas realizadas en 2019 “siguen siendo bajos y, en la mayoría de los países, no se observaron mejoras en el tiempo”.

Alrededor de 160.000 estudiantes de 16 países de América Latina –unos 10.000 estudiantes por cada país– de 3ro y 6to grado de educación primaria fueron evaluados en Lectura y Matemática. A ello se sumó una evaluación de Ciencias en el grado superior.

Una primera conclusión que surge del análisis de los resultados es que efectivamente hay un deterioro leve de los aprendizajes entre 2013 y 2019 en Argentina y su evolución acompaña a los promedios de la región.

Para ver esto con mayor detalle, los gráficos 1 y 2 presentan, para 3ro y 6to grado respectivamente, los puntajes promedios de los países en ERCE 2019 y la variación porcentual respecto al puntaje promedio obtenido en la edición anterior de esa evaluación, TERCE 2013. A partir de estos gráficos, se observa como:

El desempeño de los estudiantes de nuestro país en 2019 en las pruebas de Lectura de 3er grado estuvo algo por debajo de ese promedio regional (689 puntos versus 697 puntos, gráfico 1). En 6to grado, a su vez, estuvo levemente por encima (698 versus 696, gráfico 2), pero esa diferencia no es estadísticamente significativa).

Al comparar los últimos resultados con la evaluación TERCE 2013, se observan caídas leves en el caso de Argentina: del 2% en Lectura de 3ro y del 1% en Lectura de 6to. En el primer caso, la caída es apenas superior a la del promedio regional; en el segundo caso, es similar. Esta situación de muy escasa variabilidad de resultados en el período de 6 años comprendido entre la aplicación de las dos pruebas es una característica que predomina en casi todos los países de la región, como se puede observar en los dos gráficos donde predominan las barras de color celeste (cambios de magnitud muy pequeña).

 

Gráfico 1. Lectura 3er grado: Puntaje promedio ERCE 2019 y variación porcentual respecto al puntaje promedio obtenido en TERCE 2013, por país.

Fuente: Tercer y Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE 2013 y ERCE 2019). Nota: n/d: sin dato. n/v: sin variación.

 

Gráfico 2. Lectura 6to grado: Puntaje promedio ERCE 2019 y variación porcentual respecto al puntaje promedio obtenido en TERCE 2013, por país.

Fuente: Tercer y Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE 2013 y ERCE 2019). Nota: n/d: sin dato. n/v: sin variación.

 

Una segunda conclusión de relevancia que surge de los resultados es que Argentina es el único país entre los evaluados en el que se dio una reducción de los aprendizajes que, aunque leve, está presente en todas las asignaturas y grados evaluados. El cuadro 1 ofrece un mapa completo de los cambios por país según grado y asignatura evaluada.

La frustración de la sociedad sobre la calidad de la educación

La calidad de la educación en Argentina no está a la altura de las expectativas que sus habitantes tienen sobre ella y esto produce una gran frustración porque la educación, afortunadamente, es vista aún como uno de los mecanismos principales que posibilitan el progreso social individual y el desarrollo de un país.

Ahora, esta gran frustración sobre la calidad educativa es un fenómeno que se da prácticamente en todos los países de América Latina y que se refuerza cada vez que aparecen los resultados de evaluaciones internacionales, que han ganado notoriedad en la región desde inicios de los 2000. Así, por ejemplo, los resultados de PISA, la evaluación implementada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), muestra, cada 3 años, de manera sistemática, cómo los resultados de aprendizajes de los adolescentes de 15 años de los países de América Latina que participan en ella siempre están considerablemente por debajo del desempeño de pares que viven en países con un mayor nivel de desarrollo.

Este escenario nacional y regional muestra, por un lado, los desafíos que la mayoría de nuestros países enfrentan para garantizar una educación de calidad en los distintos niveles. Sin embargo, estos resultados también dan cuenta de que es posible lograr mejoras –paulatinas pero sostenidas en el tiempo– aún en contextos como los latinoamericanos, generalmente caracterizados por una situación socioeconómica desfavorable para amplios sectores de la sociedad. Los avances logrados en Brasil y Perú, que han mostrado una tendencia positiva entre 2007 y 2021, son un ejemplo de que hay un camino posible para la mejora de la educación en América Latina.

Una educación con foco en el aprendizaje de los más vulnerables

Al corresponder al año 2019, la evaluación ERCE no considera los efectos que la falta de educación presencial de 2020 y parte de 2021 ha tenido en los aprendizajes de los estudiantes. Al respecto, diversos estudios señalan cómo la pandemia ha llevado a una profundización en la crisis de aprendizajes que los países en desarrollo ya enfrentaban en la década anterior.

Por esta razón resulta urgente proponer una política educativa que ponga en el centro de su acción la incorporación de aprendizajes fundamentales en los niveles de educación obligatorios, para así garantizar trayectorias educativas completas y de calidad. Y en particular, el apoyo para el desarrollo de las competencias fundamentales de los estudiantes en situación de mayor vulnerabilidad debería ser una prioridad.

Volviendo a los resultados de las evaluaciones de la UNESCO, el gráfico 3 muestra la distribución de estudiantes entre los distintos niveles de desempeño de TERCE y ERCE, que van del nivel I (el más básico) al IV (más avanzado). Allí vemos que, entre 2013 y 2019, el número de estudiantes del nivel socioeconómico más bajo (quintil 1) que tienen un desempeño muy bajo creció de manera notoria: en 2013, 5 de cada 10 estudiantes de ese grupo se ubicaban en el nivel I de desempeño (51 %), pero en 2019 fueron casi 7 de cada 10 (65 %). Si sumamos a esto que el agravamiento de la crisis de aprendizajes por la pandemia seguramente tuvo un mayor impacto entre los más vulnerables, la urgencia de apoyar a estos grupos es aún más impostergable.

 

Gráfico 3. Lectura 3er grado: nivel de desempeño según quintil de ingreso. Argentina, TERCE 2013 y ERCE 2019.

Fuente: Tercer y Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE 2013 y ERCE 2019).

 

Una política de evaluación integral del aprendizaje

Para alcanzar una agenda de desarrollo educativo que priorice la calidad de la educación, es fundamental contar con una política integral de evaluación de la misma que posibilite monitorear en forma regular los aprendizajes de los y las estudiantes y que genere insumos concretos para una mejora en el nivel escolar.

Esta política integral de evaluación debería incluir, al menos:   

  1. La continuidad de la participación de Argentina en las evaluaciones internacionales para poder evaluar, cada cierta cantidad de años, nuestra situación respecto de la de otros países, implementando al menos una evaluación para el nivel primario y otra para el nivel secundario.
  2. El fortalecimiento de las evaluaciones nacionales APRENDER, que son las que nos permiten un monitoreo de los aprendizajes de los y las estudiantes con más frecuencia y considerando la particularidad de las distintas jurisdicciones que componen nuestro país, dándoles mayor regularidad y previsibilidad en el tiempo.
  3. La adopción de procesos de evaluación formativa para lograr procesos de enseñanza más efectivos en las aulas. Estas evaluaciones son implementadas por el personal docente como parte de su tarea y tienen como propósito introducir los ajustes que se requieran, a nivel del aula, para mejorar los resultados de sus estudiantes, al dar una retroalimentación sobre el progreso del aprendizaje individual.

El Ministerio de Educación nacional aprobó en julio de 2021 el Plan Nacional de Evaluación Educativa 2021-2022,  que incorporó disposiciones alineadas a los tres elementos antes mencionados. Es fundamental que estos planes se lleven efectivamente a la práctica, que puedan elaborarse y sostenerse períodos de tiempo más extensos si realmente queremos una política con foco en la calidad educativa.

Autor


Juan Cruz Perusia

Investigador principal de Educación

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