Publicado en mayo de 2021
El mundo está cambiando, y este punto de inflexión sucede en uno de los peores momentos de la historia argentina. Nuestro país no crece hace más de una década y cada vez se amplían más las desigualdades. Hoy se conjuga la emergencia del presente con una necesidad, también urgente, de repensar la estrategia de desarrollo. Para poder darle una forma distinta al futuro, una forma más inclusiva y más sostenible, es necesario hacer dialogar estos desafíos de largo plazo con las restricciones actuales. Esto es lo que hacemos en CIPPEC: proponemos políticas para el desarrollo con equidad y el fortalecimiento de la democracia argentina, anticipando los dilemas del futuro.
En este momento bisagra es más importante que nunca el aporte que CIPPEC puede hacer para repensar los problemas estructurales que están basados en premisas que solemos tomar por dadas. Pensando de manera distinta podemos generar acciones que nos lleven a resultados diferentes, a resultados mejores. Para eso, tenemos que tener la audacia de plantear innovaciones en la política pública, sobre todo en tres aspectos.
En primer lugar, sobre con quiénes lo hacemos. CIPPEC tiene en su ADN una característica que es central en el contexto actual: su apartidismo y su independencia. Es un lugar para pensar toda la Argentina y no para ninguna mitad. Para todos los think tanks este es un esfuerzo difícil, especialmente en el momento actual. Pero es en este complejo balance, de mantener la neutralidad y el equilibrio político junto con la independencia y la rigurosidad en contenido, donde encontramos el motor del crecimiento de CIPPEC.
Pero hoy no es suficiente dialogar, pensar y construir con todo el arco político. Son cada vez más los actores que participan de los procesos de políticas públicas, y es importante que CIPPEC mantenga y fortalezca el vínculo con sectores quizás no directamente anclados en la visión tradicional de las políticas públicas: el sector privado, los sindicatos, los medios y los movimientos sociales, entre otros. Este camino, que ya es parte de lo que hace CIPPEC, especialmente desde 2019 con el proyecto de Metas Estratégicas para Transformar Argentina, puede potenciarse para seguir sumando voces, construyendo consensos e identificando disensos.
En segundo lugar, tenemos que innovar en el cómo. Los problemas estructurales que enfrenta nuestro país hoy son complejos y multidimensionales. Pero las respuestas en clave de política pública siguen siendo pensadas, en gran medida, desde Ministerios que reflejan un ordenamiento sectorial. Es un rol de CIPPEC aportar evidencia sobre la situación actual en términos económicos, sociales e institucionales para contribuir a repensar sistemáticamente cómo se abordan esos problemas desde las políticas públicas. En este ejercicio es fundamental considerar la diversidad presente en nuestro país, en muchos aspectos, pero especialmente el socioeconómico y el geográfico. La virtualidad asociada a la pandemia ofrece una oportunidad para jerarquizar la voz de actores de todas las regiones del país.
El cómo tiene también que ver con los instrumentos. Una de las preocupaciones históricas de CIPPEC se centra en modernizar el Estado, entendiendo que es una de las claves para mejorar el impacto que pueden tener las políticas sobre las vidas de las personas. El uso de herramientas tecnológicas (como el procesamiento de grandes bases de datos o “big data”) puede ser importante para llegar a esos resultados de manera más precisa y oportuna. Argentina lleva años de retraso en la integración de sistemas de información, especialmente desde una mirada intersectorial, y eso es un obstáculo concreto para poder pensar mejores políticas públicas que tengan más impacto.
En tercer lugar, aprendiendo mejor de lo que pasa en otros lados. Julia Pomares deja la vara alta en muchos aspectos y en particular en lo que es el posicionamiento internacional de la institución. A partir de ese enorme avance, se puede jerarquizar el rol de CIPPEC en contextualizar aprendizajes de otros países, estableciendo diálogos en tres niveles: en foros internacionales; construyendo visiones distintas para pensar los problemas de siempre, que pongan sobre la mesa las realidades de países del sur; y fortaleciendo los vínculos regionales, extrayendo lecciones de países latinoamericanos. A partir de estos intercambios se enriquecen miradas y surgen ideas que pueden ser luego adaptadas a la realidad local.
En 2023 se cumplen 40 años de democracia ininterrumpida en nuestro país. Este hito se da en un momento que puede ser especialmente riesgoso: dar lugar a cambios estructurales en un contexto de crisis. Desde CIPPEC estamos lanzando #Democracia40, una iniciativa que tiene el potencial de poner este momento en perspectiva. Es un proyecto que puede contribuir a ayudarnos a mirar atrás, a entender mejor qué sucedió en estos 40 años, cuál es el balance que hacemos respecto de los desafíos más importantes que enfrenta el país. Pero esto no para hacer revisionismo histórico sino, sobre todo, para poder pensar mejor mirando hacia adelante.
¿Cómo es la democracia que, como sociedad, queremos dejar? ¿Qué democracia piden las generaciones que van a gestionar los siguientes 40 años de democracia en Argentina? Es una oportunidad única para jerarquizar en el debate público, en este momento bisagra, los grandes dilemas, para repensarlos. Esta mirada nos puede ayudar a aportar una mirada distinta sobre las políticas públicas y así contribuir a que se encuentren espacios para un mayor desarrollo.
CIPPEC no es ni más ni menos que la gente que hace CIPPEC. Hoy tengo el honor de asumir la Dirección Ejecutiva de la institución contando con un equipo de analistas, coordinadores, investigadores y directores que reúne a profesionales brillantes. También la institución hoy cuenta con un Consejo de Administración de una jerarquía y potencia indiscutible, un Consejo Asesor que vela por la sostenibilidad desde los inicios, un Consejo Consultivo rico en su diversidad, y un Consejo Global que reúne a grandes actores de la arena internacional. Se trata de un grupo único de personas que, además de ser excepcionales en lo profesional, son cálidos en lo humano. Esa es la principal razón por la que me entusiasma tomar este desafío.
CIPPEC es mi escuela, mi casa y toda mi carrera profesional. El 26 de mayo se van a cumplir 15 años desde que empecé a trabajar en la institución. En este período CIPPEC se transformó, posicionó y cada día cumple más cabalmente su misión. Es un espacio desagrietado, donde valen las personas y donde se discuten las ideas, un espacio donde podemos conjugar la urgencia con el largo plazo, donde podemos cuestionarnos qué les estamos dejando a nuestras hijas, nuestros nietos y, sobre todo, un lugar para subirnos la vara y así subirles la vara a las políticas públicas. En los próximos años quiero que sigamos levantando esta vara.
Muchas gracias por darme esta enorme oportunidad.