El reemplazo de un sistema de boletas partidarias por otro de boleta única, aunque recomendable, no puede encararse a meses de la elección

Miguel Lifschitz se mostró convencido: “Es perfectamente viable”, dijo el gobernador de Santa Fe después de proponer que se vuelva a instalar el debate para cambiar el sistema de votación este año. Ante un grupo de asociaciones civiles, el gobernador de Santa Fe dijo que la boleta única de papel se puede implementar en octubre sin problemas. Solo faltaría la voluntad política.

Pero aunque la propuesta del socialista generó algunos aplausos, también hubo advertencias casi unánimes: ya no hay tiempo.

Organizaciones como el Cippec o Poder Ciudadano, que participaron del encuentro en Santa Fe, remarcaron que la propuesta del gobernador está alineada con las iniciativas que ellos mismos vienen proponiendo en los últimos años, pero también señalaron que la proximidad del proceso electoral hace difícil la implementación de cualquier tipo de cambio.

El gobierno de Mauricio Macri, por su parte, se hizo eco de los dichos de Lifschitz y admitió que es una “buena opción”, pero desestimó activar la maquinaria legislativa, que ya falló una vez por el mismo tema. “No creemos que haya tiempo”, dicen.

Sin embargo, en el Ministerio del Interior aseguran que el tema tiene que volver a discutirse más temprano que tarde.

“Tenemos un sistema viejo. Si ves en la región, los que tenían el sistema que tenemos nosotros cambiaron y casi no quedan países con la boleta partidaria”, dijo a LA NACION Adrián Pérez, secretario de Asuntos Públicos e Institucionales de la cartera que conduce el ministro Rogelio Frigerio.

El funcionario aseguró que el Gobierno ya se mostró a favor de implementar la boleta única de papel si ello generaba los acuerdos necesarios para avanzar en el Congreso, pese a que la primera opción del macrismo es la boleta única electrónica.

De todas maneras, Pérez advirtió que sería arriesgado iniciar el proceso de cambio a esta altura del año.

La modificación del sistema de votación requiere activar un debate extenso y generar acuerdos políticos en el Congreso -particularmente en el Senado, donde quedó sin tratar la reforma política que propuso Cambiemos poco después de llegar al poder-. Además, de aprobarse un proyecto de ley, la votación estaría próxima al cierre de alianzas y del comienzo de la transferencia de fondos a los partidos para que se impriman las boletas tradicionales.

En Santa Fe, donde se vota con boleta única, insisten en que es posible. “Creemos que no hay ningún problema en aplicarlo en octubre. Económicamente incluso es más barato que las boletas partidarias y muchísimo más económico que el electrónico”, dijo a este diario un hombre cercano a Lifschitz. “La idea es instalar la discusión de nuevo. Todos se manifiestan a favor de hacerlo. La boleta única no garantizará la rapidez de otros sistemas, pero sí la claridad del proceso, que es auditable y transparente. El electrónico fue puesto en duda”, agregó.

En el gobierno socialista aseguran que el proceso de capacitación de la población para adoptar el nuevo sistema -como ocurrió con la boleta electrónica en la ciudad- es sencillo. “Es un sistema simple. Se pone una cruz en cada uno de los candidatos y listo”, aseveran, y destacan que ese sistema anula la posibilidad de robo de las papeletas y que “hace más fácil el corte de boleta”, por lo que el arrastre de votos en una lista sábana es más improbable. En ese arrastre confía el macrismo en algunos distritos donde el candidato local mide mejor que el Presidente, como en la provincia de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal buscará garantizarse un nuevo mandato.

La voz de la sociedad civil

Organizaciones como el Cippec y Poder Ciudadano también remarcaron que debe darse el debate para cambiar el sistema de votación, pero que este año ya es muy tarde.

“Hace muchos años que el Cippec viene pidiendo el reemplazo de las boletas partidarias por un sistema de boleta única mediante el cual el Estado garantice la provisión de la oferta electoral. Reconocemos que esta forma de votar provee las garantías que debe asegurar un sistema de votación. Garantiza la presencia de todos los partidos en los lugares de votación y que los votantes se encuentren con toda la oferta el día de la elección”, dijo a LA NACION Carolina Tchintian, directora del programa de Instituciones Políticas del Cippec. Y agregó: “No es algo para encarar unos meses antes de la elección. Estos cambios deben llevarse a cabo con tiempo, para garantizar la previsibilidad del proceso y una buena implementación a todos los competidores y votantes. Los preparativos logísticos de la elección 2019 ya están en marcha”.

En la misma línea opinó Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano. “No sé si estamos a tiempo de hacerlo. Ya estamos próximos a las PASO y es difícil, pero se tiene que analizar”, dijo.

Autor


Carolina Tchintian

Investigadora principal de Dirección Ejecutiva

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