El IPS va a ayudar a entender mejor cuánto de la inversión pública se traduce en resultados de mejoras sociales

¿Quién felicita a un chico que trae una nota menor a 5? Tampoco a nadie se le ocurriría elogiar la situación social del Conurbano bonaerense, en especial ahora que un estudio confirmó el promedio del “progreso social” en sus 24 municipios: un tibio 47 sobre 100. El sinsabor de esta cifra se complementa con otras igual de pobres: que la diferencia entre los partidos que más y menos progresaron es de 25 puntos. Y que la brecha entre las zonas norte y sur no corre más con su tajante determinismo. Ahora las grandes disparidades bonaerenses se condensan en otra pesada cortina social: la que separa el primer y el segundo cordón del Conurbano.

Los datos vienen del Índice de Progreso Social (IPS), proyecto del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), la Fundación Avina y “una pata de privados que aportó parte de los recursos”, el Grupo de Fundaciones y Empresas o GDFE, según describió Agustina Suaya, investigadora asociada del Programa de Monitoreo y Evaluación del CIPPEC, y una de las responsables del trabajo.

¿Por qué se focalizaron en el Conurbano? Ahí viven casi 11 millones de personas, o sea, el 25% de la población argentina y el 64% de la bonaerense. Por cierto, para los fans de su camiseta municipal, el puntaje de cada partido bonaerense no fue difundido, pero sí están los grupos según su nivel de progreso social.

En el escalafón más bajo aparecen partidos como Almirante Brown, Esteban Echeverría, José C. Paz y Merlo. En el más alto, San Isidro, Vicente López y Morón. Además, municipios como Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Tres de Febrero, San Martín y Tigre se ubican en un nivel “medio alto” de progreso social, lo que permitió a los expertos de CIPPEC concluir que la tradicional antítesis “zona norte/zona sur” ya no es tan obvia.

Suaya lo explicó: “Ya sabíamos que el primer cordón tenía más desarrollo que el segundo, en especial en variables como ‘cloacas’, por ejemplo, pero esta es la primera vez que tenemos una herramienta estandarizada para medir esa diferencia. Y a medida que vayamos abriendo los datos, vamos a tener más detalles”.

Eso de “abrir los datos” es clave. Creado por investigadores de la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), es la primera vez que el IPS se usa en Argentina, y se destaca por su robustez metodológica. Es que contempla más de 40 ítems, agrupados en tres grandes dimensiones: necesidades humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades.

Por ahora el CIPPEC difundió los datos “agregados”, o sea, la foto a grosso modo de la cuestión social. En adelante comunicarán los datos “desagregados” (“abiertos”, según Suaya), lo que dará detalles sobre focos puntuales.

“Los políticos dicen que construyeron cierta cantidad de casas como un ‘resultado’ de su gestión, pero no dicen nada en términos de desarrollo. Por ahí inauguraste muchos hospitales y no te mejoró el índice de mortalidad. El tema son los indicadores de vida”, apuntó Suaya, quien explicó que el objetivo es difundir un nuevo IPS cada dos años.

“Va a ayudar a los funcionarios a entender mejor cuánto de la inversión pública se traduce en resultados de mejoras sociales”, agregó.

Las variables que contempla el índice resumen bien lo que cualquiera entendería por los grandes temas de los argentinos. ¿Algunas al azar?: “viviendas con acceso a red de agua”, “percepción de la seguridad”, “niños menores de 5 años que van a jardín de infantes”, “percepción de las acciones de Gobierno”, “personas sedentarias”, “satisfacción con el transporte público”, con el “funcionamiento de la democracia”, “percepción sobre matrimonio igualitario” o “personas con terciario/universitario completo”.

Ahora bien, ¿por qué tantas diferencias entre los dos primeros cordones bonaerenses? El informe remarca una cuestión en particular: “En los últimos 30 años, el Conurbano experimentó un gran crecimiento poblacional (…) Este crecimiento rápido del área metropolitana no fue acompañado por una ampliación de los servicios públicos y de infraestructura, derivando en las brechas de progreso social que se observan en este informe. Tampoco fue acompañado por una gestión articulada del área metropolitana”.

En diálogo con Clarín, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA), sumó su opinión: “Ese crecimiento demográfico se dio en los últimos 20 años. Fue enorme, explosivo, como si se hubiera generado toda una nueva ciudad de las dimensiones de Córdoba. Pero diría que el desarrollo de los sistemas de servicios ha sido muy importante en materia de inversión, desde el menemismo hasta hoy: el tema es que no se pudo acompañar el ritmo”.

Así, explicó Salvia, “en muchos casos se puso en juego la calidad de los servicios: ponés un hospital, pero te falta infraestructura; ponés gas, pero el medidor queda a la intemperie… así con todo”. Agregó que “es un tema muy complejo: hablamos de entre 4 y 5 millones de personas que son pobres por ingresos o por pobreza estructural”.

Se suele hablar de una “falta de voluntad política” para mejorar las condiciones sociales. ¿O es que hay un desconocimiento de la realidad por falta de indicadores adecuados?

Según Suaya, “el Conurbano no produce información estandarizada y sistemática por municipio. Los datos de los tres niveles de Gobierno (nacional, provincial y municipal) sólo generan confusión. Es necesario un lenguaje común”.

“Acá hay poca cultura de la evaluación y el monitoreo, lo que hace que los funcionarios tengan información de baja calidad. Cada uno junta lo que puede, la burocracia para generar datos es enorme y entonces se toman decisiones limitadas. Pero este índice va a ayudar a enfocar mejor los problemas y sus soluciones”.

Fuente: Clarín 

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Agustina Suaya

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