Publicado el 7 de marzo de 2025
En las últimas dos décadas, las moratorias previsionales han sido una herramienta clave para ampliar la cobertura jubilatoria en Argentina, pero también una solución temporal que afectó la sostenibilidad y equidad del sistema. Ahora, su vigencia está llegando a su fin, y es momento de debatir qué camino tomar para garantizar un sistema previsional más justo y sostenible.
Un problema de larga data
A mediados de los 2000, menos del 70% de los adultos mayores accedían a una jubilación, la cifra más baja en 25 años. Esto se debía a que la exigencia de 30 años de aportes no reflejaba la realidad laboral del país: menos del 25% de la población alcanzaba la edad jubilatoria con este requisito cumplido.
Las moratorias fueron una respuesta a esta situación crítica, permitiendo a personas con pocos o nulos aportes acceder a una jubilación mínima. Sin embargo, como toda medida de emergencia, su efectividad a largo plazo es limitada y ha generado inequidades en el sistema.
El vencimiento de la moratoria actual
El 23 de marzo de 2025 vence la última extensión de la moratoria previsional. Desde esa fecha, quienes no cumplan con los 30 años de aportes solo podrán acceder a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) a partir de los 65 años. Esto impactará especialmente en mujeres de entre 60 y 64 años y en los cónyuges de beneficiarios, ya que la PUAM no genera pensión por fallecimiento.
Ante este escenario, es necesario debatir qué alternativas existen para el futuro del sistema previsional argentino.
Existen distintas opciones para abordar el futuro del sistema previsional. Una posibilidad es extender la moratoria actual mediante un decreto del Poder Ejecutivo o una nueva ley del Congreso, lo que garantizaría la continuidad de la cobertura, pero también perpetuaría sus problemas, como el alto costo fiscal, la inequidad y los incentivos a la informalidad laboral. Otra alternativa es la creación de una prestación proporcional para quienes no alcancen los 30 años de aportes. Sin embargo, esto complejizaría aún más el sistema y profundizaría las diferencias entre quienes cumplen con los años requeridos y quienes no.
Dado el actual contexto, el camino más viable y necesario es avanzar en una reforma integral que simplifique el esquema previsional, establezca reglas más equitativas y fomente el ahorro voluntario. Esta reforma debe ser diseñada con amplio consenso técnico y político para evitar que quede atrapada en debates coyunturales. Es el momento de discutir soluciones estructurales que garanticen un sistema de jubilaciones sostenible y justo para toda la sociedad.
El desafío de una reforma previsional
Desde CIPPEC consideramos que una reforma integral es el camino correcto, pero su éxito depende de un amplio consenso técnico y político. Para avanzar en esa dirección, proponemos la creación de una comisión de expertos que, convocada por el Poder Ejecutivo, desarrolle estudios y consultas con todos los sectores involucrados, con el objetivo de presentar una propuesta concreta a finales de 2025.
El futuro del sistema previsional argentino no puede quedar sujeto a parches temporales. Es hora de un debate serio y estructural que siente las bases de un esquema jubilatorio equitativo y sostenible a largo plazo.