Publicado en septiembre de 2021
Durante 2020, 4 de cada 10 jóvenes en Argentina tuvieron bajo o nulo vínculo con sus docentes: no recibían tareas o lo hacían como máximo un par de veces por semana, pero sin devolución. En el primer semestre de 2021 hubo semanas en las que 9 de cada 10 estudiantes no asistieron a las aulas. Adicionalmente, se incrementó el tiempo que las y los jóvenes dedican al trabajo, dentro o fuera del hogar, debido a la pérdida de ingresos.
La insuficiente vinculación de las y los estudiantes con la educación provocada por la irrupción de la pandemia tiene como resultado, entre otros, la pérdida de aprendizajes. Frente a este escenario, monitorear la evolución de los aprendizajes y otras variables que permiten prevenir el abandono escolar debería ser una prioridad de política educativa.
Gráfico 1. Reducción de jóvenes fuera de la escuela e impacto estimado del COVID-19. Porcentaje de jóvenes entre 15 y 17 años fuera de la escuela (2010-2020).
Según “Sistemas de alerta temprana en la educación secundaria: prevenir el abandono escolar en la era del COVID-19”, nuevo documento del programa de Educación de CIPPEC, los sistemas de alerta temprana (SAT) son una de las acciones más recomendadas para impulsar entre las políticas orientadas a proteger las trayectorias escolares.
Los sistemas de información educativa basados en datos individualizados de estudiantes son esenciales para la gestión de los principales desafíos del sector educativo en la pospandemia. En Argentina se debe acelerar y profundizar el desarrollo de este tipo de información, que constituye la base del diseño de los sistemas de alerta temprana para prevenir el abandono escolar y de otros mecanismos de apoyo a la escolarización con aprendizajes relevantes.
Gráfico 2. Pasos en la prevención del abandono escolar: funcionamiento del SAT como soporte de las intervenciones.
En Argentina, las desigualdades educativas anteceden la crisis provocada por el COVID-19. En la prepandemia, 9 de cada 10 jóvenes entre las y los de mayor nivel socioeconómico finalizaban sus estudios secundarios en los grandes centros urbanos del país, cifra que descendía a solo 4 de cada 10 en el segmento poblacional de ingresos más bajos. Según el nuevo documento de CIPPEC, escrito por Perusia y Cardini, el impacto de la no presencialidad en los aprendizajes de las y los estudiantes (en especial entre quienes están en situación de mayor vulnerabilidad), junto con el deterioro de la situación socioeconómica a causa de la pandemia, incrementa la factibilidad de un mayor abandono escolar, fundamentalmente en la educación secundaria.
El regreso a la presencialidad educativa plena en la pospandemia será en condiciones educativas, económicas y sociales deterioradas por la crisis del COVID-19. Las desigualdades estructurales a nivel socioeconómico y territorial, y su profundización a partir de la pandemia, hacen que ser estudiante hoy en la Argentina refleje experiencias muy distintas. Esto refuerza la necesidad de implementar acciones para apoyar a las y los estudiantes en un tránsito efectivo y exitoso por los niveles de educación obligatorios, e interroga la capacidad de nuestro sistema educativo, de las políticas públicas y de los sectores dirigentes para ofrecer más y mejores oportunidades de desarrollo individual y colectivo.