Publicado en agosto del 2020
La vuelta a clases no es sencilla: está atada a las condiciones epidemiológicas e implica enormes desafíos para la política y la comunidad educativa. El regreso será gradual e intermitente, y requerirá de criterios que varían según cada territorio y cada escuela.
En Argentina las clases presenciales se suspendieron el 16 de marzo. Como analiza el documento elaborado por CIPPEC y el BID “Educar en Pandemia: entre el aislamiento y el distanciamiento Social”, el Estado nacional y las 24 jurisdicciones han realizados enormes esfuerzos para garantizar la continuidad pedagógica en aislamiento. Desde ese momento, 4 de las 24 jurisdicciones emprendieron el regreso a la escuela (Jujuy, Catamarca, San Juan y Formosa). En todos los casos el retorno fue parcial y priorizó zonas rurales, y en dos provincias fue intermitente. La cantidad de chicos que regresaron representan un 0,2% de los estudiantes del país.
Las medidas de distanciamiento social obligan a reducir drásticamente la cantidad de personas que transitan en simultáneo por los establecimientos educativos. Según un informe del BID, garantizar el metro y medio de distancia supone que en un aula en la que había 30 estudiantes, hoy solo puedan estar 10. La presencialidad pasó a ser un recurso escaso. Esto obliga a tomar decisiones acerca de a qué escuelas y a qué grupos de estudiantes priorizar.
Los criterios de priorización varían según países y territorios. Una primera consideración es si la densidad y distribución de la oferta de servicios educativos permite que los estudiantes, docentes y agentes educativos se trasladasen sin necesidad de usar transporte público. El primario, al ser el único nivel educativo efectivamente universal es, de los tres niveles educativos obligatorios, el mejor preparado para afrontar este desafío.
En cuanto a los estudiantes, algunos países priorizaron a los más grandes por su capacidad para sostener las medidas de higiene y distanciamiento social. En otros primaron argumentos pedagógicos. Algunos reconocieron que la presencialidad es insustituible para los estudiantes que están iniciando el proceso de lecto-escritura o para los más pequeños, para quienes el aprendizaje se vincula indisolublemente con la interacción entre pares y la mediación de los adultos. Otros se focalizaron en el pasaje entre niveles educativos. En estos casos, se consideró a los estudiantes de los últimos años del nivel primario y el nivel secundario. Algunos países priorizaron a los estudiantes según características de sus familias: hijos e hijas de trabajadores de actividades esenciales o familias socialmente vulnerables, o en condiciones de baja conectividad y acceso a dispositivos digitales.
Catamarca y Jujuy fueron las dos primeras provincias avanzar. Sin ningún caso de COVID 19, Catamarca priorizó la vuelta del último año de nivel primario y secundario de las escuelas de período especial (emplazadas en zonas rurales y con la finalización del calendario escolar en junio, por cuestiones climáticas). Por su parte, Jujuy intentó un retorno parcial, progresivo y voluntario a las aulas que priorizaba zonas y vulnerabilidad. Una semana más tarde se suspendió por el aumento de los casos.
A fines de mayo, el Ministerio de Educación de la Nación conformó el “Consejo asesor para la planificación del regreso presencial a las aulas”. Allí se elaboró el “Protocolo nacional para el regreso presencial a las aulas”. Aprobado por el Consejo Federal de Educación, este documento estableció un piso mínimo de requerimientos para la apertura de las escuelas en el país (mantenimiento de 1,5 metros de distancia, la limpieza y desinfección frecuente, la obligatoriedad del tapabocas y la suspensión de actos, reuniones y eventos, entre otras cuestiones). Basándose en estas indicaciones, se propuso que cada provincia elabore un plan que será aprobado por el Ministerio Nacional.
San Juan, Formosa y Catamarca presentaron planes y, a mediados de agosto, iniciaron el regreso de manera voluntaria. San Juan comenzó en los departamentos alejados de la capital. Priorizó los últimos cursos de primaria, secundaria, educación técnica, y formación profesional y adultos. En las escuelas más pequeñas se volvió tiempo completo y en las más grandes se alternaron semanas presenciales y a distancia. Dos semanas más tarde, el incremento de los casos obligó a suspender las clases nuevamente. Formosa avanzó con todos los niveles educativos de zonas rurales. La modalidad se basó en la asistencia alternada, con dos días de cursada presencial por semana en la escuela. Por último, Catamarca priorizó a los estudiantes de zonas rurales de nivel primario (1° y 6° grado) y secundario (1°, 3° y 5° año) en horarios reducidos y con alternancia entre días de trabajo presencial y días de estudio a distancia.
Tres provincias más avanzaron en la presentación de protocolos para la vuelta a clases. Santiago del Estero tenía previsto arrancar a mediados de agosto pero el aumento de casos lo puso en suspenso. La Pampa tiene previsto regresar el 14 de septiembre. Por último, la Ciudad de Buenos Aires presentó un protocolo priorizando a los estudiantes que habían perdido contacto con la escuela, que no fue aprobado por el Ministerio Nacional.