El país se comprometió en 2014 a reducir 25% la desigualdad entre hombres y mujeres en el trabajo para el año 2025. De acuerdo con un informe de Cippec, si se mantienen las tendencias actuales no se llegaría al objetivo y hasta podría ampliarse. Los datos de la inequidad.
Las mujeres enfrentan barreras para acceder al mundo laboral, y quienes pueden superarlas también tienen que afrontar peores condiciones de trabajo que los hombres. Si bien en 2014 la Argentina adhirió al compromiso de los países del G20 de reducir un 25% la brecha de participación laboral entre varones y mujeres para el año 2025, un análisis del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) indica que el país no lograría alcanzar ese nivel si se mantienen las tendencias actuales. Además, identifican que, como “la participación laboral masculina crece a un ritmo mayor que la femenina, la brecha de participación laboral por género dejaría de reducirse en los próximos 30 años para pasar a ampliarse”.
Hoy en día la brecha es de alrededor de 21,3 puntos porcentuales y la Argentina se comprometió a llevarla a 16 puntos. “Suponiendo que la tendencia de la participación laboral de mujeres y varones se mantenga constante, en 2100 la brecha se reduciría a 19 puntos y luego se iría ampliando año a año y no se cerraría”, explicaron a Chequeado Florencia Caro Sachetti y Matilde Karczmarczyk, coordinadora y analista del Programa de Protección Social de Cippec.
En la actualidad, un 58% de las mujeres trabaja o busca trabajo, mientras que un 80% de los varones lo hace, de acuerdo con datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) citados en el informe. Por su parte, las mujeres están más expuestas al desempleo (11% contra 8% de los hombres), la subocupación demandante -trabajar menos de 35 horas semanales y buscar más trabajo- (13% frente al 9% de los varones) y la informalidad laboral (36% para las mujeres vs. 31% para los hombres), según identifica la EPH.
Además, dentro de sus trayectorias laborales las mujeres se encuentran con fenómenos denominados “paredes” y “techos de cristal”. En el primer caso, las mujeres enfrentan mayores restricciones para acceder a los sectores más dinámicos de la economía y los mejores remunerados: seis de cada diez mujeres trabajan en el servicio doméstico, comercio, educación y salud, mientras que seis de cada diez hombres lo hace en el comercio, la construcción, la industria y en actividades empresariales, inmobiliarias y de alquiler, indica Cippec en base a datos de la EPH.
En cuanto al techo de cristal, las barreras “invisibles” que limitan el acceso de las mujeres a los puestos de decisión se puede observar tanto en el sector privado como en el público. En las empresas el 72% de los puestos de mando son ocupados por varones, incluso cuando en el resto de los puestos del sector ellas representan el 42% de la dotación.
Por su parte, en el sector público, seis de cada diez funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial son varones. “La segmentación se profundiza a medida que se escala en la jerarquía de cada uno de los tres poderes a nivel nacional”, agrega el análisis.
Para reducir estas desigualdades “es esencial que el Estado adopte políticas que contribuyan a una mayor y mejor participación laboral de las mujeres”, señaló Caro Sachetti. Además, precisó: “Es necesario reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado y no remunerado, que actualmente recae en mayor medida sobre las mujeres. Para ello se debe invertir en servicios de cuidado de calidad y promover regímenes de licencias por maternidad y paternidad que fomenten la co-parentalidad”.
La especialista añadió también que “existen actualmente leyes que impiden la participación de las mujeres en ciertas actividades o sectores y es necesario modificarlas para promover la equidad de género”.
En marzo último, el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley sobre equidad de género e igualdad de oportunidades en el trabajo, que busca modificar artículos de la Ley de Contrato de Trabajo, y también impulsamedidas para la “conciliación del trabajo con la vida privada y familiar”, como cambios en la licencias de paternidad (se pasaría de dos a 15 días) y para casos de adopción, reproducción asistida y violencia de género.
El proyecto fue girado a las comisiones de Legislación del Trabajo y Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia pero hasta el cierre de esta nota no había dictamen de ninguna de las dos.
El informe de Cippec señala que la participación de las mujeres en el “mercado de trabajo en igualdad de condiciones que los varones es esencial para garantizar su autonomía plena” pero además tiene impacto en el país entero y en su economía.
Como la sociedad argentina está envejeciendo, “hacia 2040 nuestra población va a estar compuesta por más adultos mayores y niños que población en edad de trabajar y la demanda sobre los recursos del sistema previsional será mayor”. De esta manera, según Cippec, la “inserción laboral de más mujeres aumenta la cantidad de personas activas y también fortalece los ingresos de los hogares, lo que mejora el desarrollo de los niños y adolescentes”.
Además, concluye el informe, “reducir las brechas de género se traduce enimpactos positivos al nivel macroeconómico, como el aumento en el Producto Bruto Interno (PBI) agregado y per cápita; y microeconómico, a través de mejoras en los rendimientos de cada empresa”.
Fuente: Chequeado