En sus trayectorias laborales, las mujeres se topan con «paredes de cristal».
La segmentación del desarrollo educativo y ocupacional de las mujeres hacia los sectores menos dinámicos y peor remunerados de la economía surge a partir de dinámicas sociales, que comienzan en la infancia, y se ilustra en la feminización de áreas como trabajo doméstico, educación y salud, que reflejan la extensión laboral de las actividades que las mujeres realizan al interior de los hogares. Un estudio reciente para CABA reveló que, entre los seis y los ocho años de edad, nueve de cada diez niñas vinculan la ingeniería con habilidades masculinas (UNESCO, 2017).
Además, si bien a esa edad alrededor de 30% de los niños y las niñas se consideran buenos para matemáticas, disciplina perteneciente al campo de aprendizaje STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en inglés), a los nueve y diez años este porcentaje cae a 20% de los niños y solo 11% de las niñas.
Conforme aumenta la edad, se amplía la brecha en los rendimientos de matemática.
Por otro lado, según las pruebas Aprender, en 3º grado, varones y mujeres obtuvieron puntajes casi iguales. En la secundaria, el 46% de mujeres no alcanzaron el nivel básico contra 35% de los varones.
En 3º grado, varones y mujeres obtuvieron puntajes virtualmente iguales, aunque con una desventaja muy pequeña por parte de ellas. Sin embargo, esta brecha se amplía considerablemente al observar los resultados en la secundaria, donde la proporción de mujeres que no alcanzó el nivel básico es 10 puntos porcentuales superior.
La influencia de estereotipos continúa a lo largo de la vida. Casi 6 de cada 10 estudiantes universitarios son mujeres. Pero de ellas, solo el 25% estudian Ingeniería y Ciencias Aplicadas y solo 15% de las inscripciones en la carrera de programación (Chicas en Tecnología y Medallia, 2015). En cambio, las mujeres son amplia mayoría en carreras de grado relacionadas a idiomas (82%), ciencias de la salud (76%) o ciencias sociales (72%).
Las mujeres no siempre fueron minoría en los sectores vinculados a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática. La exclusión de las mujeres de ciertos sectores económicos, en particular de los más dinámicos, afecta el goce efectivo de sus derechos y la realización de sus autonomías, como también las posibilidades de crecimiento económico a nivel micro y macro.
Existe evidencia que indica que la diversidad en un grupo podría conducir a un mejor desempeño y a mejores resultados a nivel organización, mientras que abundan estudios que resaltan los retornos económicos generales de cerrar las brechas de género.