Publicado en julio del 2020
La escuela, desde sus orígenes, asumió la misión de difundir e incluir a niñas, niños y jóvenes en la cultura escrita. Desde las primeras políticas fundantes del siglo XIX hasta la actualidad, se impulsaron políticas educativas que tuvieron como objeto la lectura. Las desigualdades que existen en torno al acceso y a la apropiación tanto de libros como de la lectura –en especial las capacidades lectoras de estudiantes y la formación de lectores en un sentido más amplio– son preocupaciones que el Estado ha asumido en muchas oportunidades y a las que ha atendido con políticas específicas. He aquí el foco del presente documento: explorar, caracterizar y analizar las políticas de lectura implementadas recientemente en la Argentina.
Las políticas de lectura generadas a través de planes y/o programas de lectura por los organismos nacionales y provinciales de educación, comenzaron a generarse mayormente en el país desde el 2000, en concomitancia con la coyuntura nacional e internacional. Este trabajo recupera algunos lineamientos desde el 2000 hasta el 2019. En el marco nacional, fue posible identificar planes con características comunes y otras diferentes, que fueron discontinuados y/o reducidos a lo largo de estos años.
En cuanto a las jurisdicciones, se seleccionaron las siguientes: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Chaco, Chubut, Córdoba, Mendoza, y Salta. La elección de estos seis casos se corresponde a la disponibilidad de información y a la representatividad de las distintas regiones geográficas del país –Noroeste, Noreste, Patagonia, Centro y Cuyo–.
De este modo, se busca identificar y comprender los principales lineamientos de estas políticas analizando cómo se ha abordado la lectura, a través de 3 ejes: 1) las interrelaciones entre las provincias y nación, en el marco del sistema educativo nacional y federal; 2) las propuestas formativas relacionadas con docentes, estudiantes y bibliotecarios/as; 3) la selección y compra de libros y materiales.
El recorrido por la lectura como objeto de política educativa, a través de los dispositivos de planes y programas, ha posibilitado relevar tensiones en cuanto a las concepciones sobre los que se sustentan y delinean sus acciones. En este sentido, la discusión también gira acerca de qué lecturas de promueven desde los PNL y los PPL.
El análisis muestra el peso dispar que tienen para las jurisdicciones los recursos direccionados o coparticipados desde el Estado nacional para llevar adelante estas políticas. Esto es particularmente crítico en relación con las condiciones laborales y la sostenibilidad de los equipos de gestión. Asimismo, como se da cuenta en las conclusiones, se recuperan algunas tensiones en relación con la definición y el alcance de los destinatarios y las acciones propuestas en torno a la formación docente, tanto como con la adquisición y la distribución de libros. El análisis de estas tensiones permite identificar aportes, desafíos y dificultades en los procesos de las políticas de lectura en nuestro país.
El presente trabajo es de naturaleza exploratoria y su carácter es descriptivo. La escasez de estudios previos en esta materia y la escasa documentación e institucionalidad de estas políticas, vuelven relevante este incipiente trabajo de sistematización.