Las denominadas enfermedades catastróficas, además de generar graves daños físicos, tienen un fuerte impacto económico, tanto en los pacientes y sus familias como en el sistema de salud.
Estas enfermedades introducen grandes inequidades en la población: entre quienes las padecen, las diferencias de ingresos se convierten en diferencias en la expectativa de sobrevida. Pero también atacan al sistema de salud, porque cada año consumen una porción mayor de
sus recursos.