La economía del cuidado en el nuevo contrato social

El trabajo de cuidados, remunerado o no, apoya todas las actividades económicas en sociedades a escala global. Sin embargo, en América Latina, la prestación de cuidados tiende a recaer desproporcionadamente en los hogares, con una menor participación del sector público, los mercados o el tercer sector.

Las actividades de cuidado, ya sean remuneradas o no, son absorbidas desproporcionadamente por las mujeres, no solo en sus casas, sino también en sus trabajos, barrios y organizaciones sociales. Redistribuir este trabajo de cuidados se convierte, por tanto, en un factor clave para revertir la brecha de género, promoviendo la igualdad de oportunidades laborales entre hombres y mujeres.

En este trabajo fue realizado junto a Southern Voice y the International Development Research Centre (IDRC).

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Evaluación del impacto del COVID-19 en los sistemas de pensiones de América Latina y el Caribe: el caso de Argentina

Este trabajo presenta una primera aproximación para evaluar el impacto del brote de COVID-19 en el sistema de pensiones de Argentina tanto a corto como a medio/largo plazo. Para ello, hemos utilizado el Modelo de Proyección de Pensiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para diseñar y analizar posibles escenarios y resultados, basados en escenarios alternativos. Según los datos analizados y las proyecciones, el impacto del COVID-19 en el sistema de pensiones de Argentina en el corto plazo parece haber sido limitado, particularmente dada la rápida recuperación durante los últimos meses de 2021. El impacto a largo plazo es más difícil de predecir. Dados los efectos macroeconómicos de los esfuerzos realizados por las autoridades para proteger el sistema y a los pensionados durante la pandemia, por un lado; y los efectos de COVID-19 dentro del mercado laboral en el otro, las consecuencias generales aún no se comprenden completamente.

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Debates y síntesis alrededor de las prioridades para una agenda intergeneracional de desarrollo

A raíz de que este logro enorme convive con asignaturas pendientes, queremos aprovechar este aniversario como inspiración para propiciar acciones que nos lleven a un futuro mejor.  

Por eso, CIPPEC lanzó la iniciativa Democracia 40 (#40D), en 2021: un proceso participativo, multiactoral, federal e intergeneracional, de co-construcción de prioridades para el desarrollo argentino, con el objetivo de elaborar recomendaciones concretas de políticas públicas para abonar a una agenda de desarrollo. El país requiere de políticas impulsadas por un acuerdo intergeneracional que delimite un horizonte común entre los liderazgos de hoy y los futuros, en base a prioridades y agendas compartidas que consideren las preocupaciones y prioridades de las juventudes. 

El proyecto de CIPPEC, con el apoyo de REDAPPE y co-financiado por la Unión Europea, “40 años de democracia. Consensos y prioridades de las juventudes y la dirigencia política” se desprende de este proceso. Durante todo el 2022 se realizaron distintas actividades en una plataforma online en la cual participaron jóvenes, especialistas y representantes de la dirigencia sobre las temáticas centrales para el desarrollo argentino.

Con el objetivo de lograr capturar las opiniones del público especializado, a partir de julio, se organizó una serie de foros virtuales alrededor de cinco prioridades: alcanzar la justicia educativa, potenciar la matriz productiva, reducir la pobreza, lograr una transición verde justa y consolidar una política exterior al servicio del desarrollo nacional.  

Este documento es la síntesis de cinco foros, cada uno de los cuales se llevó adelante alrededor de una prioridad. En ellos participaron más de 50 especialistas técnicos, referentes de sectores juveniles y personas que desempeñan la función pública en distintos niveles de gobierno de todo el país. Siguiendo los criterios de diversidad etaria y de género, el intercambio se centró en avanzar en un diagnóstico basado en evidencia y desde una perspectiva federal, para contribuir a la generación de información para la incidencia.  

Asimismo, a través de la plataforma se recogió, entre los meses agosto y octubre, las preocupaciones, intereses y demandas de política pública de jóvenes de entre 16 y 29 años de todo el país. Este proceso consistió en una serie de consultas online sobre las prioridades temáticas del proyecto, con el objetivo de incorporar la mirada de las juventudes en la agenda de desarrollo para los próximos 40 años de democracia. 

La información generada a partir de las consultas y el intercambio en los foros robusteció el proceso de producción de conocimiento en las temáticas y nutrirán el desarrollo de recomendaciones de políticas públicas a ser debatidas en mesas regionales multiactorales, intergeneracionales en 2023. El objetivo es generar consensos sobre prioridades de política pública, para que los próximos 40 años sean de crecimiento y equidad.  

Sobre la participación

El intercambio se rigió por la Regla de Chatham House, por lo que aportes, opiniones y afirmaciones de las personas participantes están anonimizadas, de forma tal de garantizar la libre expresión y fomentar la “cultura del encuentro”, habilitando identificar puntos de consensos y disensos en cada temática. Referentes y expertos/as de distintas organizaciones, universidades, empresas y sindicatos participaron de los debates. Por mencionar algunas: Argentinos por la Educación, Asociación Civil Innovación y Vinculación para la Educación, el Trabajo y la Producción, Asociación civil Voy con Vos, BID, CEPAL, CIEPP, CONICET, Dirección de Tierras, Vivienda y Regularización dominial de Tres de Febrero, Fundación Pro Vivienda Social, Fundación Vida Silvestre Argentina, Impacto Digital, Instituto de Políticas Públicas Azuleño, Instituto Natura, Ministerio de Educación de la Provincia de Misiones, Ministerio de Transporte de la Nación, Politólogos al Whisky, Secretaría de Energía del Ministerio de Economía de Nación, UNCuyo, UNFPA, Universidad Austral, Universidad Católica de las Misiones, Universidad de Buenos Aires, Universidad del Congreso, Universidad Nacional de Entre Ríos, Universidad Nacional de La Plata, Universidad Nacional del Nordeste.

La moderación de los foros virtuales, construcción de los cuestionarios a juventudes, síntesis y compilación de los aportes de especialistas en la plataforma estuvo a cargo de los equipos de CIPPEC y REDAPPE.  

La política energética, a la luz de objetivos cambiantes y reformas pendientes

Publicada en noviembre de 2022

La cuestión energética está en el centro de los debates económicos de la Argentina. La incidencia en el déficit fiscal y externo sigue teniendo una gravitación preponderante. Anualmente se destina el 2% del PBI para subsidiar la energía a usuarios. La falta de una resolución perdurable de la cuestión energética atenta contra el desarrollo de los recursos energéticos del país, los objetivos comprometidos en la agenda del cambio climático, y al propósito de tener energía competitiva y asequible.  

A partir de la experiencia internacional, es posible analizar con criterios renovados el fracaso de la política energética, que se manifiesta en constantes cambios, reversión del aumento de la producción en distintos momentos o situaciones límites en la seguridad de abastecimiento. Cuando existe una situación de escasez de oferta de energía, por definición, la energía adicional a incorporar no tiene el mismo precio que la oferta actual. Es justamente la expectativa de un aumento de precio inminente, usualmente asociado a mayores importaciones, lo que propició la intervención del Estado, estableciendo precios administrados para la energía existente. Desde ese momento, el Estado deberá decidir cómo se abastece la demanda adicional de energía y a qué precio. 

Es posible identificar tres experiencias a partir de las cuales analizar la administración de mercados de energía. Las diferencias están determinadas por cómo se organizan los dos segmentos de energía –vieja y nueva– y qué relación tienen entre sí. La energía vieja es la provista al momento de la intervención, la energía nueva se considera a la energía que se provee luego de la intervención. A la primera se le fija un precio administrado en función del equilibrio previo al shock. Los tres tipos de experiencias, descriptos a continuación, son: i) salir del paso; ii) mala asignación y iii) sendero dual.  

En la primera experiencia, el instrumento de política utilizado es definir precios administrados por segmentos de energía. La segunda experiencia es la que introduce una política de liberalización con la incorporación de nuevos mercados competitivos. Y, por último, la tercera experiencia tiene en consideración lo que se conoce como la economía política de las reformas. En esta última experiencia se introducen cambios por segmento y a distinta velocidad, estableciendo de esa manera un sendero dual de reformas minimizando el impacto negativo. 

La visión común es que Argentina carece de una política energética. La multiplicidad de esquemas utilizados en el tiempo –muchas veces simultáneamente y con premisas contradictorias– avala esta impresión. La principal razón de estos vaivenes de política ha sido atender la urgencia macroeconómica del momento, pero sin haber resuelto satisfactoriamente los dilemas que enfrentaba. Ante el nuevo aumento de los precios internacionales, sin una oferta local suficiente, la política energética vuelve a colisionar con las restricciones macroeconómicas. 

En Argentina se puede observar un doble rol dado a las acciones de política energética: su utilización como política de ingresos y como política antiinflacionaria. Ello es parte de las razones de por qué no fue posible desarrollar un mercado libre para la energía nueva, o reducir o dejar de subsidiar la energía vieja. La política energética y de ingresos deben separarse, mientras que los subsidios deben independizarse de la definición de los precios del mercado.  

El documento presente propone una serie de lecciones de política en función del marco utilizado para analizar la agenda del sector. En primer lugar, el principal error a evitar es derivar en un diseño de mercado que tenga como resultado la mala asignación entre la oferta y la demanda. En segundo lugar, a partir de una oferta energética competitiva, el primer objetivo debería ser darle profundidad al mercado de energía nueva libre, propia del sendero dual. En tercer lugar, si el nuevo mercado con precios libres no se desarrolla, la tendencia es ampliar la oferta con esquemas propios del esquema de salir del paso. Por último, los subsidios deben independizarse de la definición de los precios del mercado. La simplificación de los esquemas actuales es condición para establecer un precio competitivo para los segmentos que eventualmente no serán subsidiados y, en consecuencia, el valor del subsidio para aquellos que sí. 

Hoy, como en situaciones anteriores, los altos precios internacionales vuelven a ser una amenaza, pero con la diferencia de que Argentina tiene los recursos energéticos suficientes para reemplazar las importaciones. Sin embargo, las autoridades siguen sin explicitar qué precio de la energía consideran razonable a pagar por parte de la demanda, dependiendo de subsidios extendidos a toda la oferta para mantener el nivel de producción. 

Cómo aprovechar el potencial energético en clave productiva y tecnológica para el desarrollo argentino

Publicado en noviembre de 2022

De cara a las tres próximas décadas, Argentina puede crear un nuevo complejo productivo y tecnológico clave para el desarrollo basado en la generación de energía de diversas fuentes, con un alto impacto en el empleo, las exportaciones y la actividad económica.  

En la próxima década, la transición energética puede significar el estímulo para la generación de más de 34.000 empleos en la industria argentina, 44 mil empleos en el sector de la construcción, y generar ingresos por 8.400 millones de dólares, producto del desarrollo de proyectos energéticos de tecnologías diversas. Si ampliamos el panorama y observamos al 2050, estas cifras alcanzan los 68 mil millones de dólares de actividad económica generada y el equivalente a por lo menos 139 mil empleos industriales y 158 mil empleos en la construcción y servicios conexos (Drucaroff, Farina y Rivas, 2020). 

Para transformar este potencial en realidad, las políticas deben centrarse en el diseño y desarrollo de un ecosistema energético de clase mundial que estribe en el desarrollo de proveedores competitivos impulsados por horizontes de inversión de mediano y largo plazo.  

Aprovechar la energía como un vector clave del desarrollo argentino sólo será posible reconfigurando una agenda que hoy es reactiva a shocks de inversión de corto plazo en las distintas tecnologías energéticas. El foco de esta reconfiguración debe estar puesto sobre una nueva coordinación entre las áreas de Energía, Desarrollo Productivo y Ciencia y Tecnología, el sector privado, los trabajadores y las trabajadoras, y los gobiernos provinciales con recursos energéticos y elevado desarrollo industrial relativo. 

En este marco, la política pública deberá atender la reconfiguración de los ecosistemas productivos regionales que federalicen la competitividad y la mejora relativa de los enclaves productivos en los que la energía genera elevado nivel de actividad, aunque aún no procesos virtuosos de desarrollo local. 

Dentro de este escenario de aprovechamiento del potencial del sector se distinguen dos grandes ejes de acción. Por una parte, la redefinición de instrumentos que tuvieron impactos nulos o negativos en torno a la mejora estructural de los proveedores nacionales, la generación de nuevos acuerdos institucionales dentro del Poder Ejecutivo y del ámbito legislativo y de acuerdos entre la Nación y las provincias que cuentan con recursos energéticos. Junto con ello resulta necesaria crucial la redefinición del set de instrumentos de apoyo orientados al desarrollo ofensivo de la cadena de valor energética. 

Por otra parte, un segundo eje debe contemplar la planificación de la matriz energética y la continuidad de las inversiones, a fin de estimular el desarrollo de un mercado in-terno como base de apoyo inicial de la industria y los servicios del conocimiento. Al mismo tiempo, se debe insistir en la definición de objetivos y propósitos específicos al momento de diseñar las políticas y reglas de contenido local para cada tecnología con criterios de sostenibilidad fiscal y competitiva. 

A su vez, el propósito de lograr una agenda integradora debe contemplar condiciones dinámicas que atraigan empresas con capacidad de innovación, sobre la base de capacidades y competencias transversales aplicables a problemas del sector energético.  

Instalar en la sociedad argentina una agenda positiva para el sector energético debe partir de una mirada productiva, federal e inclusiva. Para que este objetivo sea asequible se debe insistir en la definición de objetivos y propósitos específicos al momento de diseñar las políticas y reglas de contenido local para cada tecnología con criterios de sostenibilidad fiscal y competitiva. 

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