Publicado en abril del 2021
En el marco del aniversario de los treinta años de MERCOSUR, es fundamental hacer un análisis del pasado para identificar los desafíos actuales, los problemas que resurgen y las posibles soluciones o respuestas a ellos.
La creación de este bloque regional tuvo su origen en los acuerdos liderados por los Presidentes Alfonsín y Sarney a mediados de los años 80 que llevarían posteriormente a la firma del Tratado de Asunción en 1991. Es conveniente distinguir entre los primeros diez años de MERCOSUR y los veinte siguientes. En este primer tercio, se destaca el ímpetu en el desarrollo y planificación de estrategias para asentar el bloque, el cual surge en un momento geopolítico clave: el momento de transición hacia gobiernos democráticos luego de las dictaduras militares.
El MERCOSUR buscaba instalar un mercado común en tres años, lapso en el que deberían implantar el arancel externo común, la eliminación de aranceles y barreras intrazona, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales. Varios de estas definiciones fundacionales resultaron inalcanzables y debieron acomodarse a metas menos ambiciosas. A pesar de ello, el proceso de integración en esos primeros años tuvo éxito, logrando la multiplicación en volumen y valor del comercio intrazonal y la aceleración del intercambio regional.
El ímpetu de esta fase inicial culminó con la devaluación de Brasil en 1999 y el posterior abandono de Argentina del régimen de convertibilidad. El segundo período del MERCOSUR estuvo marcado por la creciente demanda China y asiática. En ese contexto externo dinámico, el comercio intrazona perdió su peso relativo y las economías reacomodaron su estructura productiva al nuevo impulso de la demanda externa. La negociación comercial del MERCOSUR con terceros mercados hizo escasos progresos. En cambio, otros países – como Chile, Colombia, Perú, México- se sumaban a la multiplicación de acuerdos comerciales preferenciales y reducían sus aranceles en marcos de negociación.
Durante la tercera década del bloque, a partir de 2011, el estancamiento económico de Argentina y Brasil repercutieron sobre la marcha del MERCOSUR. En 2019 circunstancias más favorables en el plano interno y la mayor predisposición de Europa, como contraparte negociadora, permitieron el primer logro de importancia en la agenda externa del MERCOSUR: un acuerdo firmado con la Unión Europea.
En 2021, el MERCOSUR está atravesado por miradas diferentes respecto de la inserción internacional del bloque, en un contexto internacional incierto y donde los países miembro atraviesan una crisis sanitaria y económica extraordinariamente compleja.
El MERCOSUR corre el riesgo de ser visto como una construcción inoperante. Se requiere, por tanto, un diagnóstico compartido acerca de la gravedad de la situación que permita poner en marcha un plan de acción realista capaz de dar respuesta a los desafíos más inmediatos y trabajar a la vez con una mirada puesta en el horizonte post-pandemia.