Los años recientes significaron un gran paso en las leyes, el financiamiento educativo y en algunas áreas de política. La Argentina tiene las tasas de escolarización más altas de América Latina, pero con profundas desigualdades y una clara caída de sus resultados de calidad. Por eso, el gran desafío del futuro Presidente y de su Ministro de Educación será en el terreno de la implementación de políticas. Es necesario establecer las prioridades centrales de la agenda educativa y tener decisión política para aprovechar los recursos crecientes que se vienen asignando al sector. Para ello se propone prestigiar la docencia con una reforma profunda del sistema de formación; universalizar la oferta de educación inicial; implementar la jornada extendida para el 30% más pobre de los alumnos de primaria como principal política educativa redistributiva, y profundizar la política reciente de reforma de la educación secundaria.