Entendido como todos aquellos bienes, servicios, valores y afectos involucrados en la atención de la población con algún nivel de dependencia (niños, adultos mayores y personas con discapacidades), el cuidado ha ido cobrando una mayor relevancia en los últimos años en el contexto latinoamericano. Sin embargo, todavía no se ha avanzado en la instalación de instrumentos de política pública que brinden una satisfacción amplia a los requerimientos cada vez más crecientes de cuidado de las sociedades actuales y que contribuyan a una mayor corresponsabilidad entre Estado, mercado y familias en esta materia. En América Latina, y en particular en Argentina, el cuidado pasó a ocupar un lugar destacado durante la última década gracias a su posicionamiento en la agenda política regional y mediante la proliferación de investigaciones académicas. Estos estudios pusieron de manifiesto el déficit y la creciente inestabilidad de la organización social del cuidado, y la consiguiente necesidad de una nueva corresponsabilidad en torno al cuidado que, a partir de su reconocimiento como un derecho, no solo incluya un papel más activo del Estado y de los mercados, sino que además promueva la participación de mujeres en el mercado laboral, la vinculación de los hombres en las tareas de cuidado y la protección social para cuidadoras y trabajadoras domésticas (Rico, 2014).
A nivel de la agenda regional, se produce un punto de inflexión en la X Conferencia Regional sobre la Mujer de la CEPAL, realizada en 2007. Entonces, los gobiernos reconocieron el cuidado como un asunto público “que compete a los Estados, gobiernos locales, organizaciones, empresas y familias”. Esta conferencia dio origen al Consenso de Quito, mientras que las Conferencias sobre la Mujer subsiguientes desarrolladas en Brasilia (en 2010), Santo Domingo (en 2013) y la Estrategia de Montevideo (2016) reafirmaron y profundizaron este compromiso. Por su parte, tanto las Conferencias de la OIT como diversos instrumentos para el avance de la mujer han reconocido la importancia del cuidado como actividad generadora de bienestar y valor.
En la 101ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo de 2012 se aprobó la Recomendación Nº 202 sobre los Pisos de Protección Social, donde se señala que estos deberían comprender determinadas garantías básicas de seguridad social, entre ellas, el fomento de los servicios sociales de cuidado para personas cuidado-dependientes, debido a su edad, incapacidad o estado de salud, desde la corresponsabilidad pública y social (OIT, 2012).
En cuanto a la agenda global, a pesar de los avances mencionados el tema no había sido incorporado. En 2015, con la aprobación de La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se enfatiza la integralidad e indivisibilidad de las estrategias de desarrollo que deben brindar respuesta a las necesidades sociales, económicas y ambientales. La Declaración adoptada por los países en septiembre de 2015 dio lugar a 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a 169 metas conexas que representan enormes desafíos para las realidades nacionales de todos los estados miembros, propone no dejar a nadie atrás, es decir, continuar con las políticas de erradicación de la pobreza y profundizar el pleno cumplimiento de los derechos humanos.
El tema se encuentra incluido en el ODS 5 (Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres y las niñas), en la meta 5.4 que refiere a “reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país”. Esta meta resulta clave no solo para el cumplimiento del ODS 5, sino para gran parte de la agenda (ODS 1 sobre fin de la pobreza, ODS 2 sobre hambre cero, ODS 4 sobre educación de calidad, ODS 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico, ODS 10 sobre reducción de las desigualdades, entre otros).
En 2012, un conjunto de instituciones que desarrollan aportes al debate sobre los mejores caminos para la equidad social (PNUD, OIT, UNFPA, UNICEF y CIPPEC) se congregaron para organizar el ciclo “Diálogos de políticas de cuidado” con el objetivo principal de contribuir a la visibilización del tema y a su incorporación en la agenda pública. Se realizaron encuentros amplios entre 2012 y 2014, y en 2015 el ciclo devino en un espacio de debate focalizado en dimensiones puntuales relativas al cuidado.
Participaron funcionarios gubernamentales del nivel nacional y subnacional, miembros del poder legislativo, actores sociales y económicos, académicos y representantes de organismos de cooperación internacional.
El compromiso de estas instituciones es contribuir a la generación de políticas integrales de cuidado ya que constituyen un eje crítico para el desarrollo social y económico del país y un asunto público. La presente publicación compila las notas técnicas elaboradas en el marco de los cinco encuentros desarrollados durante 2015. Si bien la situación que describen los datos puede haberse modificado marginalmente, las tendencias identificadas no han variado. Agradecemos especialmente a quienes participaron como disertantes y comentaristas en los paneles y/o colaboraron en la elaboración o supervisión de las notas técnicas: Joaquín González Aleman, Carolina Aulicino, Andrea Balzano, Julio Bango, Matías Barroetaveña, María del Carmen Bianchi, Luis Casanova, Oscar Cetrángolo, Javier Curcio, Corina Rodríguez Enríquez, Eleonor Faur, Angelita Flores, José Florito, Alejandra García, Victoria Giulietti, Marita Gonzalez, Gala Díaz Langou, Gimena de León, Carina Lupica, Fabián Repetto, María Nieves Rico, María Elena Valenzuela y Sebastián Waisgrais y a quienes con su activa presencia en los diferentes encuentros hicieron que el ciclo fuera posible.