La delicada relación entre los derechos humanos, las políticas sociales contra la pobreza y la
rendición de cuentas es fundamental para la vida de los sectores marginados, es decir, de
aquellas personas y/o grupos discriminados y excluidos por razones de género, raza, etnia, edad, religión, discapacidad, clase, etc., de las instituciones y de los procesos que definen quién participa, cómo se distribuyen y asignan los recursos públicos, y quién tiene la obligación de rendir cuentas sobre sus acciones. La capacidad de estos grupos para dejar atrás la pobreza ydesafiar la discriminación está directamente condicionada por el equilibro entre estas tres variables: derechos humanos, políticas sociales y rendición de cuentas. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta la intervención de un cuarto elemento desequilibrante: la corrupción y el clientelismo. Este último factor, al ubicarse estratégicamente en la intersección entre las variables, niega los derechos, manipula el acceso a los programas sociales y captura a las instituciones, de manera tal de inhibir la rendición de cuentas.