Iniciativas digitales contra el COVID-19


Publicado en octubre de 2022

El contexto de aislamiento implementado como respuesta a la pandemia constituyó tanto una amenaza como una ventana de oportunidad para la economía de plataformas. ¿Cuál fue la respuesta de este sector frente a la situación socioeconómica y sanitaria desatada por el COVID-19? ¿Cuál fue el efecto de la crisis sobre el vínculo de las personas trabajadoras y usuarios y usuarias de la comunidad con las plataformas? Para explorar algunas hipótesis y responder a estos interrogantes, este trabajo sistematiza iniciativas desarrolladas en el marco de la convocatoria “Plataformas digitales frente al COVID-19”, impulsada por BID Lab (Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo) y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, entre 2020 y 2021.

El objetivo de la convocatoria fue identificar e impulsar soluciones innovadoras de la economía de plataformas a través de aportes no reembolsables para hacer frente a las necesidades y problemas generados por el COVID-19 en usuarios/as, trabajadores/as y comunidades donde operan estas plataformas digitales.

El presente estudio sistematiza la historia, aprendizajes y, donde fue posible, los resultados de siete de estas iniciativas, aquellas implementadas por Agrojusto, AMIA, Inclúyeme, OSANA, TICMAS, Zolvers y Nippy. La selección de los casos se realizó procurando representar la mayor variedad de sectores económicos posibles, así como iniciativas que presentaran un elevado potencial de replicabilidad, impacto y sostenibilidad. La metodología utilizada fueron estudios de casos múltiples, realizados mediante la revisión de documentación y entrevistas semiestructuradas a sus gestores. Las iniciativas estudiadas actúan sobre problemáticas del mercado laboral, como el nivel alto de informalidad en ramas de actividades específicas como cuidado de personas adultas mayores y trabajadoras de casas particulares remuneradas (AMIA y Zolvers, respectivamente), las barreras en el acceso a puestos de trabajo para personas con discapacidad (Inclúyeme) o sobre un sector de la economía como el de los pequeños productores agropecuarios (Agrojusto). Las dos iniciativas restantes (OSANA y Nippy) ofrecen servicios a personas que trabajan para plataformas y no lo hacen en relación de dependencia formal.

Las estrategias para enfrentar las dificultades en estos ámbitos se centraron en capacitar y educar digitalmente a la población objetivo de las iniciativas; digitalizar procesos para adaptarse al nuevo contexto y generar alianzas con plataformas digitales para insertar a personas que habían quedado sin ingresos en el contexto de pandemia. A su vez, en algunos casos se realizaron capacitaciones con énfasis en dotar a las personas de los diferentes sectores abordados por las iniciativas con conocimientos sobre condiciones laborales, como inscripción en AFIP o bancarización. Según estas observaron, estos elementos parecen no ser tenidos en cuenta o son percibidos como perjudiciales por la población objetivo de las capacitaciones, por lo que buscaron revertir esta percepción. Complementariamente, se han generado capacitaciones para que los usuarios/as y trabajadores/as puedan adaptarse mejor a los crecientes procesos de digitalización y a nuevas oportunidades laborales que puedan surgir de la coyuntura.

Los casos muestran algunas lecciones aprendidas sobre cómo es posible mejorar las condiciones socioeconómicas de usuarios/as trabajadores/as y comunidades donde opera la economía de plataformas, a fin de aliviar los impactos de la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia.

En principio, se observa que la convocatoria “Plataformas digitales frente al COVID19” actuó como un acelerador de las iniciativas, ya que facilitó los recursos que permitieron llevar adelante el proceso de digitalización de estas o la ampliación de su alcance. En algunos casos, más allá de la aceleración o ampliación, participar de la convocatoria les posibilitó desarrollar reformas que permitieron ofrecer servicios nuevos que, en última instancia, derivaron en una mejor adaptación al contexto por parte de las plataformas.

Sumado a esto, se pudo observar cierto denominador común en cuanto a los desafíos que las iniciativas enfrentaban: en varias entrevistas se hizo referencia a las dificultades para adaptarse al entorno virtual, tanto por parte de quienes trabajan dentro de este tipo de emprendimientos como por quienes utilizan sus servicios. Para dar respuesta, algunas iniciativas propusieron el desarrollo de capacitaciones internas, como se mencionó anteriormente, o adaptaron su tecnología para reducir el riesgo de generar barreras que limiten la intermediación entre los distintos actores que intervienen en las cadenas.

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