Publicado en junio del 2020
Las políticas de primera infancia incluyen un amplio abanico de intervenciones orientadas a los niños y los adultos a cargo de su cuidado directo. Licencias, transferencias e instituciones constituyen una cadena de prestaciones claves en los primeros años de vida. Entre ellas, los espacios de crianza, enseñanza y cuidado (CEC) cumplen un rol fundamental. La oferta CEC —jardines maternales, de infantes y centros de desarrollo infantil, entre otros espacios— abarca un amplio mosaico de instituciones que tiende a ser fragmentada y heterogénea.
Este trabajo analiza el sentido del currículum para la primera infancia en América del Sur. Se ofrece una mirada panorámica de la región a través de los casos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. Originalmente un instrumento de política del sistema educativo, la hipótesis de este trabajo es que las bases curriculares pueden constituirse en una excelente herramienta para consensuar pisos mínimos y criterios comunes de calidad para todas las instituciones que trabajan con niños pequeños.
La investigación permite vislumbrar la irrupción del currículum como un instrumento de política con potencial de impulsar y/o apoyar una mayor cohesión de la oferta CEC en América del Sur. A excepción de Argentina y Paraguay, los países estudiados han elaborado nuevas bases curriculares para la primera infancia en los últimos seis años.
La mayor parte de estos documentos se orientan a toda la franja etaria, desde los primeros días de vida hasta el ingreso de los niños a la escuela primaria. A su vez, existe una tendencia a elaborar bases curriculares que contemplan a toda la oferta CEC, incluso a aquellos espacios que no pertenecen al sistema educativo. De este modo, el currículum contribuye a superar la tradicional escisión entre “educación” y “cuidado”.
Este trabajo muestra que las bases curriculares pueden contribuir al diseño y la concreción de políticas integrales para la primera infancia. Estos instrumentos permiten crear acuerdos que amalgamen a todas las instituciones CEC en torno a aspectos centrales como: sentidos, focos y principios del trabajo con la primera infancia; infraestructura y mobiliario; higiene y nutrición; ratios y vínculos entre adultos y niños; perfiles de los profesionales; vínculos y acompañamiento a las familias y a las comunidades; lenguaje, juego y corporalidad; supervisión y regulación. Al mismo tiempo, la construcción de las bases curriculares se constituye en una oportunidad única habilitar procesos de construcción colectivos que incluyan y pongan en diálogo a todos los actores a cargo del trabajo con la primera infancia en espacios CEC. Estos procesos permiten, en sí mismos, contribuir a la amalgama entre crianza, enseñanza y cuidado, claves para una verdadera integralidad.