Publicado en junio de 2021
Las estimaciones muestran que más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas y más del 70% lo hará en 30 años, con una proyección de más del 90% para las regiones menos desarrolladas (ONU, 2018). Actualmente, alrededor de mil millones de personas vive en asentamientos informales (ONU, 2016) en tierras altamente expuestas a los efectos del cambio climático. Esto se debe en parte a la falta de infraestructura para prevenir inundaciones y deslizamientos de tierra, y para mitigar el impacto de fuertes tormentas y olas de calor.
Según la OMS y ONU Hábitat, los espacios públicos verdes en las ciudades, ni son suficientes, ni están distribuidos de manera equitativa. Los barrios informales tienden a proporcionar una cantidad de espacio público verde muy por debajo de la cantidad recomendada.
Los espacios públicos y la infraestructura verde tienen el potencial de mejorar la calidad de vida urbana y producir beneficios sustanciales para los habitantes urbanos desde el punto de vista ambiental, social y económico (Mell, 2019). Además, son cada vez más relevantes en la lucha contra el cambio climático y sus impactos.
En este contexto, los espacios públicos de calidad y los elementos de infraestructura verde deben formar una parte esencial de las políticas públicas para desarrollar la resiliencia urbana en los asentamientos urbanos más vulnerables. El entorno construido no solo debe ser resistente, sino también desarrollar resiliencia, y los espacios públicos verdes son una excelente manera de lograrlo, ya que reducen la temperatura ambiente a través de la transpiración por evaporación, brindan sombra fresca, fijan CO2 y retienen el agua de lluvia, entre otros beneficios.
Los gobiernos de las ciudades de los países del Sur Global están trabajando para mejorar los barrios informales. Sin embargo, los programas de mejoramiento rara vez integran propuestas de resiliencia climática, incluso cuando existe superposición entre los objetivos de ambas iniciativas en contextos urbanos vulnerables. La inversión actual en integración urbana es una oportunidad para incluir infraestructura verde en la agenda de las ciudades.