El lobby es una actividad legítima que permite enriquecer el debate público en el Congreso. Sin embargo, sin una adecuada regulación, la actividad de cabildeo aumenta las oportunidades de que se comentan actos de corrupción y co-optación del Poder Legislativo por parte de grupos económicos poderosos que buscan incidir en la sanción de nuevas leyes que pueden ir en detrimento del libre funcionamiento del mercado y la competencia leal entre empresas privadas.
En la Argentina, la entrega de sobornos a legisladores para aprobar la reforma laboral en el año 2000 puso al Congreso en una crisis sin antecedentes. Las sospechas se extendieron hacia la forma en que se habrían negociado otras regulaciones clave para las grandes empresas del sector privado, como las de hidrocarburos o patentes. A pesar del impacto que tuvo la crisis, no se ha tomado hasta ahora ninguna medida para regular y transparentar las relaciones entre los legisladores y las empresas privadas que buscan influir en el diseño y sanción de leyes que regulan el mercado.