Acuerdo MERCOSUR- Unión Europea. Desafíos y oportunidades para Argentina


Publicado en agosto del 2020

En junio de 2019 el MERCOSUR y la Unión Europea (UE) concluyeron las largas y complejas negociaciones de un acuerdo de asociación estratégica, iniciadas en 1995.

Los términos alcanzados cubren aspectos de diálogo político y cooperación y un pilar comercial. Para los países del bloque del sur, el acuerdo significa tender un puente económico, cultural y político con una región que representa el 20% del producto interno bruto (PIB) mundial, con una población de 500 millones de personas con un ingreso per cápita promedio de 34 mil dólares, alto desarrollo tecnológico y una integración comunitaria sin paralelo en otras latitudes.

El propósito de este trabajo es examinar en qué medida el acuerdo con la UE abre una nueva etapa de la inserción internacional de la economía argentina y ofrece un pilar clave para la transformación productiva del país. Para ello, se describen aspectos de la integración comercial de la Argentina, se analizan los conceptos básicos asociados a la reducción arancelaria así como los estudios previos realizados en este campo. El foco del estudio está puesto en los posibles impactos en el comercio de bienes, servicios y disciplinas que se han negociado en el acuerdo.

La inserción internacional de Argentina se caracteriza por su bajo nivel relativo de exportaciones -tanto en términos per cápita como del PIB-; escaso crecimiento de las cantidades exportadas; y la concentración de la canasta exportadora en pocos mercados y complejos (oleaginoso, cerealero, energía, automotor, servicios basados en conocimiento). La mejora del desempeño exportador requiere una estrategia diversificada, tanto en cuanto a la composición de la canasta de bienes y servicios, como de mercados. Para ello se requiere una labor coordinada entre la política macroeconómica-en particular, evitando el uso del ancla cambiaria en el proceso de desinflación-, las políticas de desarrollo productivo y la política comercial.

En este contexto, el acuerdo con la UE facilita (i) un mayor acceso al mercado, lo cual permite consolidar la presencia y ofrece nuevas posibilidades; (ii) incentivos a ampliar y diversificar la canasta de bienes y servicios ofrecidos; (iii) una mayor incorporación de tecnología, no solo por la radicación de inversiones, sino por los estándares necesarios para entrar en un mercado más exigente.

A manera de apreciación general sobre el acuerdo desde la perspectiva de Argentina, la conclusión es favorable, especialmente cuando se observan las posibilidades de avanzar hacia una economía de mayor complejidad y densidad de su estructura productiva. Esto se debe a que el tratado mejora las condiciones de acceso a un mercado de alto ingreso y que genera oportunidades para la atracción de inversiones y transferencia de tecnología.

Sin embargo, el acuerdo es esencialmente un “trabajo en progreso”: exige adecuar la agenda doméstica de política tomando nota de este nuevo marco. Además exige una profundización del MERCOSUR: es necesario un esfuerzo denodado de coordinación interno para aprovechar mejor las posibles ventajas. Sin ello, la dinámica de aplicación podría devenir en una dinámica bilateral de la UE con cada uno de los países del bloque del sur.

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