Este trabajo explica de qué manera la suba del mínimo a partir del cual una persona empieza a pagar el Impuesto a las Ganancias Personales significó un paso atrás en pos de la equidad del sistema tributario. Enseña quiénes son los beneficiados y los perjudicados por esta medida, y propone reemplazar esa medida por una rebaja del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los bienes de la canasta básica alimentaria. Esta medida, acompañada por las políticas necesarias, reduciría los precios y tendría mayor impacto en la pobreza e indigencia. Finalmente, plantea los puntos pendientes para lograr un Impuesto a las Ganancias más progresivo.