El sector agroindustrial argentino cumple un rol fundamental. Aporta a la alimentación global como productor de bienes y servicios a partir de la biomasa, produce fibras, energías e insumos que son intensivos en innovación y conocimiento –los cuales toman cada vez mayor relevancia en la agenda del desarrollo sostenible global–, y es el principal exportador mundial de harina y aceite de soja y el segundo de maíz. Además, aporta la mayor cantidad de divisas a la economía argentina: según datos del INDEC, en 2022, el 65% de las exportaciones nacionales de bienes correspondieron a este sector, y la cadena agroindustrial cumple un rol central en
la generación de empleo, innovación y contribución al desarrollo regional.

Las próximas décadas pondrán por delante una serie de desafíos para el sector en la Argentina y la región, de la mano de la creciente preocupación mundial por el ambiente y la crisis climática. Por un lado, el cambio climático está afectando el desempeño del sector, como demuestra la sequía que afectó buena parte de la Argentina en 2022/2023, ocasionando una caída del 4% del PIB. Por el otro, el sector, y en particular la ganadería, ha sido cuestionado en forma creciente por su rol en las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (representa el 39% del total de emisiones GEI nacionales) y la pérdida de biodiversidad por conversión de
áreas naturales y bosques en zonas de producción (el 60% de la pérdida de bosques nativos se atribuye a la expansión agropecuaria).

La mayor evidencia y preocupación por la problemática ambiental y climática ha comenzado a generar reacciones en los mercados y en las políticas internacionales que representan una serie de desafíos para la Argentina. En particular, las crecientes restricciones comerciales y medidas impositivas en los mercados globales para productos que no logren demostrar inocuidad ambiental en sus cadenas de producción. Por ejemplo, la iniciativa de la Unión Europea para limitar la importación de alimentos que provengan de contextos de deforestación, o la imposición de impuestos al carbono en frontera, que gravan a los productos con alto impacto en emisiones en algunos sectores. Según estimaciones del Banco Mundial, la regulación de productos libres de deforestación puede afectar al menos a un 5% del total las exportaciones argentinas.

En este contexto, y ante una demanda creciente de alimentos y energía, Argentina tiene la oportunidad de aprovechar su perfil productivo y la capacidad de adaptación e innovación del sector, para posicionarse en un lugar relevante de producción sostenible en el escenario global.

A partir de este diagnóstico, CIPPEC elaboró una propuesta con una hoja de ruta para impulsar el posicionamiento de Argentina como proveedor global de bienes y servicios agroindustriales en el marco de la transición verde, en base a tres pilares: 1) el diseño de una estrategia para el posicionamiento de la producción agroindustrial sostenible de Argentina y el desarrollo de mercados; 2) la creación de un gabinete científico-técnico permanente para la evaluación de sistemas productivos agroindustriales; 3) la promoción de buenas prácticas y sistemas productivos sostenibles. Los tres pilares conforman una mirada integral, se complementan entre sí y deben trabajarse en modo simultáneo.