Hemos atestiguado durante los últimos 40 años que, si la política económica no logra resolver los desequilibrios macroeconómicos, cualquier política o medida que busque crear empleo privado, reducir la pobreza, garantizar la inclusión social o aumentar la tasa de inversión, será probablemente en vano. La economía argentina se encuentra estancada, con bajas tasas de inversión, sin creación de empleo privado, con una creciente exclusión social y con altas tasas de pobreza. Este cuadro estructural está agravado por una macroeconomía inestable que se caracteriza por una tasa de inflación alta y la volatilidad de precios relativos.
Resolver estos problemas implica políticas centradas en aliviar la restricción externa y contribuir a la consolidación fiscal que se sostengan de las siguientes líneas de trabajo:
- Desarrollar estrategias y políticas de inserción internacional de Argentina en los flujos de comercio que favorezcan el dinamismo exportador de bienes y servicios.
- Reducir los subsidios energéticos de manera gradual y focalizarlos para aminorar el impacto en la población más vulnerable.
- Mejorar la administración, reducir la evasión y favorecer mayor cooperación tributaria para ampliar la base de los impuestos nacionales. La mejora progresiva de la base impositiva permitirá promover la reducción de alícuotas, la eliminación gradual de los impuestos de mayor incidencia distorsiva y acercar elementos para una reforma del sistema tributario en línea con el debate internacional sobre el tema.
- Introducir modificaciones al sistema previsional en función de reducir las distorsiones que generan desigualdad, asegurar la sostenibilidad del sistema y proteger de manera adecuada al conjunto de la población mayor.