El transporte público, comparando el año 2006 y 2015, experimentó una merma de 107 millones de pasajeros por año. No obstante, ha sido principalmente el paulatino desuso del ferrocarril el que explica, con 104 millones de pasajeros menos, semejante disminución.
La pérdida de atractivo por el ferrocarril se dio particularmente a partir del año 2008 a raíz del notable deterioro que evidenciaba su infraestructura y equipamiento. La falta de inversión en todo el sistema generaba demoras, incomodidad e inseguridad en los desplazamientos. El accidente de la terminal de Once, línea Sarmiento, motivó un cambio de gestión que implicó la renovación del material rodante, las estaciones, el sistema de señalamiento y las vías, entre otros componentes. Con excepción del Belgrano Norte, todas las líneas de tren aumentaron, a partir de 2013, significativamente la cantidad de pasajeros transportados.