La incorporación de indicadores de desempeño al proyecto de presupuesto es una herramienta fundamental para poder realizar un monitoreo y evaluación de la calidad del gasto público. Sin embargo, se observan tres debilidades principales en relación a la utilidad de los mismos.
En primer lugar, los indicadores no están asociados a una teoría de cambio explícita y pública de cada una de las políticas que permita comprender cuál es la lógica de intervención subyacente en cada caso y poder así valorar entonces cuán apropiados son los indicadores presentados y comprender lo que buscan medir.
En segundo lugar, se observa una fuerte preeminencia de indicadores de producto (60% del total de indicadores de desempeño del SSFF incluidos en el Presupuesto 2019) que miden la entrega de los bienes y servicios por sobre otro tipo de indicadores, como los de resultado (28,4% del total de indicadores) e impacto (8,8% del total de indicadores) que permiten medir los cambios y beneficios sobre la población.
Si se analiza en términos de los programas presupuestarios cubiertos por cada tipo de indicador, se observa que el 8,2% de los programas cuenta con al menos un indicador de producto, mientras que sólo el 1,9% cuenta con al menos un indicador de impacto