La proporción de mujeres que forman parte del mercado de trabajo es mucho menor que la de varones en las edades reproductivas. La posibilidad de ser madre parece constituir un obstáculo para la participación plena de las mujeres en la economía, a diferencia de la paternidad.
La brecha de participación laboral entre varones y mujeres aumenta entre aquellos que tienen hijos. Desde 2003, los varones con hijos son el grupo que alcanza mayores niveles de participación laboral (en torno al 95%), le siguen los varones sin hijos (entre el 85% y 90%). Muy por debajo se encuentran las mujeres sin hijos (entre el 65% y 70%) y quienes menos participan del mercado de trabajo son las mujeres madres (en torno al 60%). Incluso cuando las mujeres logran participar del mercado de trabajo, ellas tienen mayores probabilidades de transitar a la informalidad, estar desocupadas o trabajar en la economía informal.