En contraste, los distritos que no cuentan con leyes de paridad pero sí contemplan cupo femenino muestran niveles más bajos de participación de las mujeres en la legislatura. En promedio, las mujeres componen el 33% del total de las cámaras de diputados provinciales, lo que demuestra que las leyes de cupo constituyen un techo, en lugar de un piso para la representación.
Entre las provincias que estrenan paridad, el impacto más significativo se ve en Neuquén donde la proporción de mujeres en la legislatura aumentó en un 24%, alcanzando un 49% del total de bancas. En segundo lugar está Chubut con un 48% de mujeres electas, mostrando un aumento de 12 puntos porcentuales respecto la formación legislativa anterior. En las provincias que tuvieron renovación parcial de bancas, como Misiones y Formosa, el efecto de la paridad fue menor. La que menor proporción obtuvo fue Misiones, con un 37,5%, aunque implicó un aumento en puntos porcentuales mayor que en el caso de Formosa, que pasa de 37 a 40% de bancas ocupadas por mujeres.
Si bien varias provincias adoptaron la paridad de género en la elección a cargos legislativos, todavía son pocas las mujeres que encabezan las listas; en promedio el 21% de las listas que se presentaron en las provincias que llevaron a cabo sus elecciones hasta junio de 2019, son lideradas por mujeres. El porcentaje más alto de mujeres encabezando listas legislativas fue de 33% en Entre Ríos (candidatos a diputados). En otras provincias como La Pampa, Misiones y Corrientes ninguna mujer encabezó listas legislativas. Este es un dato no menor, porque cuando los partidos avanzan en un cumplimiento mínimo, es decir, cuando las mujeres no encabezan listas, el impacto de la paridad sobre la elección de mujeres es menor, sobre todo cuando la cantidad de bancas en juego son pocas y el contexto es de alta fragmentación partidaria.