Para alcanzar el equilibrio se conjugan una serie de medidas de gasto e ingresos: se prevé un recorte de gastos primarios mayor al realizado en años anteriores y otras medidas que incrementarán la presión tributaria para aumentar los recursos fiscales.
El aumento de los ingresos del gobierno nacional resultaría de una suba de 0,8% en los ingresos tributarios y de 0,5% en los de capital (usando el Fondo de Garantía de Sustentabilidad), con una caída de 0,1% en los otros ingresos corrientes. Las retenciones a casi toda la canasta exportadora, que seguirán vigentes en 2019, aportarían 1,2% del PBI.
Por el lado de los gastos, el recorte de la inversión superará el 40% en términos reales, mientras que las erogaciones corrientes se reducirán en alrededor de 10%. El recorte de subsidios (0,7% PBI en total), en materia energética, significará un mayor aumento de tarifas y también una caída del sendero del precio de gas en boca de pozo.
En cuanto a los subsidios al transporte, el proyecto supone que la cuenta será atendida por las provincias, de la misma forma que la tarifa social de electricidad. La reducción de la inversión (0,5% PBI) se repartirá en recortes en energía y transporte de magnitud similar.
El proyecto de Ley de Presupuesto de 2019 prevé que parte de la reducción de los subsidios será afrontada por las provincias y también se prevé que éstas mantengan el ritmo de obra pública. Agregado a esto, los proyectos financiados con contratos de Participación Público – Privada (PPP) también asegurarían que la inversión pública consolidada no caiga.
En síntesis, el proyecto prevé un recorte de gastos (1,5% del PBI) y un aumento de recursos (1,2% PBI), es decir, mayor presión tributaria.