A la dispersión institucional ya existente en el nivel (32% por ciento declararon estar desempeñándose en tres a cuatro instituciones) se le suma la complejidad inherente al trabajo con múltiples grupos de estudiantes en simultáneo. En efecto, el gráfico muestra que cerca de la mitad (47%) de los docentes enseña en entre dos y cuatro secciones en la escuela por la que respondió y que un 30% lo hace en cinco secciones o más. Si a esto sumamos la consideración de que muchos de ellos se desempeñan a su vez en otras instituciones, hablamos de importantes porcentajes de docentes que deben llevar adelante acciones de seguimiento de grandes cantidades de estudiantes. Lógicamente, esta situación incide sobre el tiempo y esfuerzo que los docentes pueden dedicar a las acciones de seguimiento y retroalimentación de cada uno de sus estudiantes y van en detrimento de su posibilidad de avanzar hacia la personalización y diferenciación de la enseñanza. Se trata de una de las consecuencias del patrón organizacional de la escuela secundaria argentina −una de cuyas características es la organización del trabajo docente por horas de clase− sobre el régimen de trabajo de los docentes (Terigi, 2008).