Desde el inicio de la pandemia se aceleró fuertemente la ejecución del gasto: en los dos primeros meses del año la ejecución del gasto viajó al ritmo inflacionario, pero desde marzo hasta mayo acumuló un 20% para, luego, alcanzar el 32% en mayo. Este crecimiento estuvo impulsado por las transferencias sociales, económicas y a las provincias que tuvieron un gran dinamismo en los últimos meses.
Las medidas de gasto público se focalizaron brindar apoyo a las familias y empresas para amortiguar los impactos de la pandemia, así como también asistir a las provincias en materia de financiamiento y erogaciones cuyo destino fueron la salud y asistencia social. Esta dinámica cambió la composición del gasto, incrementando la participación del gasto social del 59% al 63% en el total de erogaciones y los servicios económicos pasaron del 10% al 15%, mientras que los servicios de deuda pasaron a representar el 12% del total de erogaciones. Su crecimiento tuvo un impacto significativo sobre el resultado fiscal.