El 1% de la población activa del país trabaja en plataformas digitales, según una investigación de CIPPEC, BID Lab y la OIT. El documento define y clasifica a las plataformas y a sus modalidades de contratación. También describe el perfil de estos trabajadores.
Publicado en mayo de 2019
El jueves 30 de mayo, Javier Madariaga, coordinador del programa de Ciudades, presentó el libro “Economía de plataformas y empleo. Cómo es trabajar para una app en Argentina” en las oficinas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Participaron del evento funcionarios, académicos, representantes de las plataformas, miembros de sindicatos e integrantes de organismos internacionales.
“Economía de plataformas y empleo. Cómo es trabajar para una app en Argentina”, es un trabajo elaborado por CIPPEC, BID Lab, y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que busca generar evidencia y recomendar políticas públicas para aprovechar las oportunidades y mitigar los efectos no deseados de la economía de plataformas en el mercado laboral. Sus autores son Javier Madariaga, César Buenadicha, Erika Molina, y Christoph Ernst.
Para quienes se desempeñan en este sector, el nivel de ingresos difiere según el servicio prestado y la plataforma. Incluso, dentro de una misma plataforma, hay fuertes diferencias, ya que el tiempo dedicado y la cantidad de trabajos aceptados varían. Sin embargo, para la mayoría de las personas encuestadas (60%), la plataforma es su principal fuente de ingresos y es determinante para sostener sus gastos habituales.
Casi todas las plataformas que operan en el país cobran comisiones a los trabajadores, pero solo algunas les exigen ser autónomos. Algunas de estas plataformas también ejercen un alto control: determinan el precio del servicio e intermedian en el cobro, supervisan y evalúan el desempeño de los trabajadores o establecen obligatoriedad para aceptar trabajos.
“Las plataformas están transformando las relaciones laborales: el contrato laboral tradicional se reduce a los términos y condiciones establecidos por las plataformas y la organización y supervisión del trabajo quedan en manos de algoritmos”, explica Christoph Ernst, especialista en Empleo y Desarrollo Productivo de la OIT Argentina.
La economía de plataformas digitales presenta ventajas: democratiza la generación de ingresos; flexibiliza cómo y cuándo generar esos ingresos; y facilita el acceso al trabajo. Sin embargo, también conlleva desafíos para sus trabajadores: más inseguridad y volatilidad laboral y menos acumulación de capacidades. “Llevada al extremo, puede desembocar en una élite vinculada al desarrollo tecnológico y trabajadores poco calificados con salarios bajos y derechos laborales limitados”, advierte el estudio.
“Las plataformas desafían el alcance de las normas laborales, fiscales y de protección a los trabajadores. Frente a este fenómeno de incipiente aparición y crecimiento exponencial, es necesario generar un diálogo multisectorial que alimente un proceso de adaptación del marco regulatorio para tomar en cuenta la evolución de las formas de trabajar y obtener ingresos, y garantizar que la regulación proteja a los trabajadores”, plantea Erika Molina, especialista de BID Lab, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo.
“Las soluciones regulatorias deben contemplar las particularidades de cada plataforma y la velocidad del cambio tecnológico y de los modelos de negocio”, sostiene Javier Madariaga, coordinador del Programa de Ciudades de CIPPEC. “Frente a la disrupción tecnológica, necesitamos un nuevo contrato social que garantice un piso de derechos laborales y protección social para todas las personas que trabajan”, concluyen los autores.