Octubre de 2015 - Zoom Nº7
  COYUNTURA 
 
* Se publican los datos correspondientes al primer trimestre debido a que a la fecha de cierre de esta edición aún no se encuentra disponible la Encuesta de Indicadores Laborales correspondiente al 2° trimestre de 2015.
EDITORIAL
 

El mercado laboral que recibirá el próximo gobierno

En las cercanías de las elecciones presidenciales, cobra sentido analizar cuáles han sido las principales características del mercado laboral en la gestión que concluye, de modo de poder vislumbrar los desafíos que encontrará el próximo gobierno nacional en esta materia.

Por un lado la tasa de empleo ha experimentado un estancamiento primero y luego una caída, que llevan a que, al segundo trimestre de 2015 este indicador sea 1,5 puntos porcentuales (p.p.) inferior al último trimestre de 2011 (inicio del último período de gobierno). Dado que -según los datos oficiales- la tasa de actividad sufrió una caída de similar magnitud en el mismo período, la tasa de desocupación se ubica en 6,6%, valores semejantes a los de fines del año 2011 (aunque estimaciones alternativas sobre la base de una tasa de actividad superior la posicionan en torno a 10%). Por su parte, la tasa de subocupación se ha mantenido prácticamente constante a lo largo del período.

Evolución de los principales indicadores de mercado laboral 
 
Fuente: EPH - INDEC
 
Más allá de la evolución de estos indicadores, resulta interesante también conocer las características de los puestos de trabajo. En primer lugar, la proporción de asalariados no registrados se ha mantenido en torno a 33%, es decir que la informalidad afecta a una de cada tres personas con empleo asalariado. En segundo lugar, según los últimos datos publicados, la mitad de los ocupados gana menos de $6.500 netos mensuales. En tercer lugar, en cuanto a la composición del empleo registrado, en los últimos años ha cobrado un mayor dinamismo el empleo público por sobre el privado: mientras que la cantidad de puestos de trabajo en el primero se incrementó en un 18% entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo período de 2011, en el sector privado la variación fue de 5%.

Finalmente, en contextos como el actual de cambio de gestión, las empresas suelen detener sus decisiones en materia de empleo (tanto de contrataciones como de desvinculaciones) a la espera de reducir la incertidumbre en materia de la política económica del nuevo ciclo. En este sentido, el próximo mandatario tendrá entre sus principales desafíos el desarrollo de una economía capaz de generar nuevamente puestos de trabajo de calidad, que permita revertir la tendencia de caída en la tasa de empleo así como implementar políticas que propicien una mayor reducción de la informalidad, incorporando a una cada vez mayor cantidad de trabajadores a los beneficios de la seguridad social.
ENTREVISTA   ENTREVISTA   
  Dr. Fernando Groisman
Director del Centro de Investigación en Trabajo, Distribución y Sociedad (CITRADIS). Investigador del CONICET
  Lic. Javier Lindenboim
Director del CEPED/UBA – Investigador Principal del CONICET – Profesor Titular Consulto de la UBA
1. ¿Qué mercado laboral "hereda" el próximo gobierno nacional?

El próximo gobierno nacional tendrá que lidiar con un escenario de elevada complejidad en lo concerniente al empleo y a los salarios de la población. Fundamentalmente son tres las problemáticas que deberá atender velozmente para propender a un funcionamiento más integrado del mercado laboral y por añadidura a mayor cohesión social.
En primer lugar la elevada magnitud de puestos de trabajo que no están registrados en la seguridad social. Al presente alrededor de 1 de cada 3 asalariados se encuentra en un puesto de esas características. Ello ocasiona, además de los evidentes perjuicios para el trabajador, una merma considerable de recursos para el sostenimiento del sistema de seguridad social. Sería deseable que el próximo gobierno se planteara un objetivo de reducción de 10 puntos para el 2019 en este indicador. Ello retrotraería la situación a la vigente en nuestro país hacia mediados de la década del 70.
En segundo lugar la elevada desigualdad regional en las oportunidades de empleo. Téngase en cuenta, por ejemplo, que la tasa de empleo (es decir la proporción de ocupados respecto de la población total) es cercana al 50% en la Ciudad de Buenos Aires mientras que en algunas ciudades del norte este guarismo es inferior al 30%. Tal circunstancia deriva en un elevado desaliento laboral por parte de la población que se combina con la proliferación de empleos informales de bajos ingresos. Ello plantea el desafío de encarar un modelo productivo y de generación de empleo con vocación federal que tienda a cerrar esta brecha de empleo.
En tercer lugar la discriminación salarial. Persisten en nuestro país diferencias salariales asociadas a ciertos atributos sociodemográficos que no guardan relación con la productividad del puesto de trabajo o con los contenidos de la labor que se desarrolla. De tal forma que, a igualdad de tarea, las mujeres, los jóvenes, los trabajadores informales y los migrantes (entre otros) perciben remuneraciones inferiores a los hombres, los adultos en edades centrales, los trabajadores formales y los nativos, respectivamente. Garantizar la equidad salarial entre estos colectivos va a contribuir grandemente a la mejora del panorama distributivo nacional.

2. ¿Cuáles son las políticas públicas que recomendaría usted a la futura gestión de gobierno nacional?

Las políticas que puede encarar la próxima administración nacional son variadas y su éxito, en línea con los objetivos planteados en el punto anterior, dependerá como siempre de múltiples factores y no meramente de un buen diseño de las mismas. No obstante ello, no puede estar ausente una decidida vocación por combatir al trabajo no registrado. Ello incluye no sólo los mecanismos tradicionales de inspección y control, que deben ser potenciados y coordinados con las jurisdicciones provinciales, sino también campañas de difusión y sensibilización acerca de los perjuicios legales que ocasiona la evasión de la normativa laboral. La experiencia internacional ha mostrado que las iniciativas que mayores éxitos han logrado son aquellas que involucran al gobierno, los empleadores y los trabajadores. En sintonía con ello, y entre aquellas políticas que han probado ser exitosas y que justifican por lo tanto su continuidad se encuentra la Asignación Universal por Hijo (AUH). La AUH ha mostrado ser un mecanismo potencialmente muy poderoso para facilitar la inserción ocupacional en empleos de calidad de los adultos pertenecientes a los hogares que reciben la transferencia. Asimismo, ha permitido mejorar la capacidad de negociación de estas personas frente a un ofrecimiento de empleo de bajos salarios. La profundización de este tipo de políticas irán en la dirección de acertada de generar un círculo virtuoso entre formalización del empleo, aumento de los recursos para el sistema de seguridad social y mejoras en las condiciones de vida de la población.



1. ¿Qué mercado laboral "hereda" el próximo gobierno nacional?

La primera cuestión que involucra al mercado laboral, aunque lo excede, es que no tenemos muchas certezas sobre la cuantificación y cualificación de las condiciones actuales de la participación económica de la población en la generación y apropiación de la riqueza. Estamos próximos a cumplir ocho años de la desafortunada decisión de intervenir arbitrariamente en el organismo que tiene asignada la orientación y supervisión del Sistema Estadístico Nacional: el INDEC.
En los últimos tiempos, precisamente, ha habido modificaciones metodológicas y operacionales en la Encuesta Permanente de Hogares como consecuencia, aparentemente, de los resultados del Censo de Población de 2010. Habida cuentas éstas se ha obstaculizado la percepción acerca de una realidad preocupante: no sólo hace varios años (toda la segunda gestión presidencial de Cristina F. de Kirchner) no se crea empleo privado sino que entre 2013 y 2014 se destruyeron varios cientos de miles de puestos de trabajo.
Esa destrucción, para tener idea de su importancia, equivale a haber perdido uno de cada diez puestos de trabajo creados durante el período de mayor dinamismo económico por el que atravesó la Argentina en varias décadas. Como consecuencia de las modificaciones mencionadas en la EPH, además, ya no puede disponerse de una serie que cubra el lapso posterior a 2013, sea en el agregado como en lo relativo a las categorías ocupacionales o a las ramas de actividad. Esta opacidad informativa no puede menos que ponerse en un lugar central en materia de herencia sobre el tema que nos ocupa.
Con tales limitaciones puede decirse que luego de la crisis de comienzos del siglo XXI el mercado laboral recuperó un fuerte dinamismo que permitió la creación, en una década, de algo más de cuatro millones de puestos de trabajo. La creación de empleo en los primeros años poscrisis explican gran parte de las mejoras socioeconómicas de la Argentina. El punto en la coyuntura actual es que aquella demanda primero se estancó a partir de 2007 y, desde fines de 2011 dejó de crearse empleo privado protegido. A ello se adiciona los negativos efectos de un proceso inflacionario que ha venido afectando la capacidad de compra de los ingresos laborales.
De tal manera, las mejoras en la legislación específica en materia laboral encuentran en el desempeño económico un obstáculo mayor que el beneficio potencial de la normativa implementada. Por ejemplo la legislación en favor del “blanqueo” del empleo ha llegado en momentos en que ya casi no se crean nuevos puestos y cuesta transformar los empleos precarios existentes en puestos de calidad.

2. ¿Cuáles son las políticas públicas que recomendaría usted a la futura gestión de gobierno nacional?

Es indudable que no puede pensarse que políticas sectoriales aisladas puedan lograr revertir esta situación que, no teniendo la gravedad de otros momentos –al menos en cuanto al desempleo- resulta preocupante porque el estancamiento económico y ocupacional no se revierte con medidas circunscriptas al mercado laboral.
Argentina debe recuperar su dinámica en materia de inversión que fue importante en los primeros años de salida de la crisis pero que ha declinado significativamente en el último período. No hay dudas que no puede volver a dinamizarse el mercado laboral si no se recupera la inversión, en particular la de carácter estrictamente productiva.
Pero este cometido requiere la iniciativa estatal no sólo o no tanto en lo que el sector público participe (inversión pública) sino de manera central en la definición de un plan económico del que carecemos que apunte al largo plazo y que ponga las decisiones coyunturales en ese derrotero.
Para ello es necesario abandonar la negativa a mirar la realidad, no sólo admitiendo la dinámica inflacionaria que debemos enfrentar sino reconstruyendo la credibilidad en varios planos, en primer lugar la relativa a la mensura de la realidad económica, social, etc. con el actual o con un nuevo INDEC, que destierre las malas prácticas que se impusieron en la mayor parte de la gestión estatal.
 

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