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* Se publican los datos
correspondientes al primer trimestre debido a que a la fecha de
cierre de esta edición aún no se encuentra disponible la
Encuesta de Indicadores Laborales correspondiente al 2°
trimestre de 2015. |
EDITORIAL |
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El mercado
laboral que recibirá el próximo gobierno
En las
cercanías de las elecciones presidenciales, cobra sentido
analizar cuáles han sido las principales características del
mercado laboral en la gestión que concluye, de modo de poder
vislumbrar los desafíos que encontrará el próximo gobierno
nacional en esta materia.
Por un lado la tasa de empleo ha experimentado un estancamiento
primero y luego una caída, que llevan a que, al segundo
trimestre de 2015 este indicador sea 1,5 puntos porcentuales
(p.p.) inferior al último trimestre de 2011 (inicio del último
período de gobierno). Dado que -según los datos oficiales- la
tasa de actividad sufrió una caída de similar magnitud en el
mismo período, la tasa de desocupación se ubica en 6,6%, valores
semejantes a los de fines del año 2011 (aunque estimaciones
alternativas sobre la base de una tasa de actividad superior la
posicionan en torno a 10%). Por su parte, la tasa de
subocupación se ha mantenido prácticamente constante a lo largo
del período.
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Evolución de los principales indicadores de mercado
laboral
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 Fuente: EPH - INDEC
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Más allá de la evolución de estos indicadores, resulta
interesante también conocer las características de los puestos
de trabajo. En primer lugar, la proporción de asalariados no
registrados se ha mantenido en torno a 33%, es decir que la
informalidad afecta a una de cada tres personas con empleo
asalariado. En segundo lugar, según los últimos datos
publicados, la mitad de los ocupados gana menos de $6.500 netos
mensuales. En tercer lugar, en cuanto a la composición del
empleo registrado, en los últimos años ha cobrado un mayor
dinamismo el empleo público por sobre el privado: mientras que
la cantidad de puestos de trabajo en el primero se incrementó en
un 18% entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo período de
2011, en el sector privado la variación fue de 5%.
Finalmente, en contextos como el actual de cambio de gestión,
las empresas suelen detener sus decisiones en materia de empleo
(tanto de contrataciones como de desvinculaciones) a la espera
de reducir la incertidumbre en materia de la política económica
del nuevo ciclo. En este sentido, el próximo mandatario tendrá
entre sus principales desafíos el desarrollo de una economía
capaz de generar nuevamente puestos de trabajo de calidad, que
permita revertir la tendencia de caída en la tasa de empleo así
como implementar políticas que propicien una mayor reducción de
la informalidad, incorporando a una cada vez mayor cantidad de
trabajadores a los beneficios de la seguridad social. |
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ENTREVISTA |
ENTREVISTA |
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Dr. Fernando Groisman Director del Centro de Investigación en
Trabajo, Distribución y Sociedad (CITRADIS).
Investigador del CONICET |
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Lic. Javier
Lindenboim Director del
CEPED/UBA – Investigador Principal del CONICET –
Profesor Titular Consulto de la UBA |
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1. ¿Qué mercado laboral
"hereda" el próximo gobierno nacional?
El próximo gobierno nacional tendrá que lidiar con un
escenario de elevada complejidad en lo concerniente al
empleo y a los salarios de la población.
Fundamentalmente son tres las problemáticas que deberá
atender velozmente para propender a un funcionamiento
más integrado del mercado laboral y por añadidura a
mayor cohesión social.
En primer lugar la elevada magnitud de puestos de
trabajo que no están registrados en la seguridad social.
Al presente alrededor de 1 de cada 3 asalariados se
encuentra en un puesto de esas características. Ello
ocasiona, además de los evidentes perjuicios para el
trabajador, una merma considerable de recursos para el
sostenimiento del sistema de seguridad social. Sería
deseable que el próximo gobierno se planteara un
objetivo de reducción de 10 puntos para el 2019 en este
indicador. Ello retrotraería la situación a la vigente
en nuestro país hacia mediados de la década del 70.
En segundo lugar la elevada desigualdad regional en las
oportunidades de empleo. Téngase en cuenta, por ejemplo,
que la tasa de empleo (es decir la proporción de
ocupados respecto de la población total) es cercana al
50% en la Ciudad de Buenos Aires mientras que en algunas
ciudades del norte este guarismo es inferior al 30%. Tal
circunstancia deriva en un elevado desaliento laboral
por parte de la población que se combina con la
proliferación de empleos informales de bajos ingresos.
Ello plantea el desafío de encarar un modelo productivo
y de generación de empleo con vocación federal que
tienda a cerrar esta brecha de empleo.
En tercer lugar la discriminación salarial. Persisten en
nuestro país diferencias salariales asociadas a ciertos
atributos sociodemográficos que no guardan relación con
la productividad del puesto de trabajo o con los
contenidos de la labor que se desarrolla. De tal forma
que, a igualdad de tarea, las mujeres, los jóvenes, los
trabajadores informales y los migrantes (entre otros)
perciben remuneraciones inferiores a los hombres, los
adultos en edades centrales, los trabajadores formales y
los nativos, respectivamente. Garantizar la equidad
salarial entre estos colectivos va a contribuir
grandemente a la mejora del panorama distributivo
nacional.
2.
¿Cuáles
son las políticas públicas que recomendaría usted a la
futura gestión de gobierno nacional?
Las políticas que puede encarar la próxima
administración nacional son variadas y su éxito, en
línea con los objetivos planteados en el punto anterior,
dependerá como siempre de múltiples factores y no
meramente de un buen diseño de las mismas. No obstante
ello, no puede estar ausente una decidida vocación por
combatir al trabajo no registrado. Ello incluye no sólo
los mecanismos tradicionales de inspección y control,
que deben ser potenciados y coordinados con las
jurisdicciones provinciales, sino también campañas de
difusión y sensibilización acerca de los perjuicios
legales que ocasiona la evasión de la normativa laboral.
La experiencia internacional ha mostrado que las
iniciativas que mayores éxitos han logrado son aquellas
que involucran al gobierno, los empleadores y los
trabajadores. En sintonía con ello, y entre aquellas
políticas que han probado ser exitosas y que justifican
por lo tanto su continuidad se encuentra la Asignación
Universal por Hijo (AUH). La AUH ha mostrado ser un
mecanismo potencialmente muy poderoso para facilitar la
inserción ocupacional en empleos de calidad de los
adultos pertenecientes a los hogares que reciben la
transferencia. Asimismo, ha permitido mejorar la
capacidad de negociación de estas personas frente a un
ofrecimiento de empleo de bajos salarios. La
profundización de este tipo de políticas irán en la
dirección de acertada de generar un círculo virtuoso
entre formalización del empleo, aumento de los recursos
para el sistema de seguridad social y mejoras en las
condiciones de vida de la población.
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1. ¿Qué mercado laboral
"hereda" el próximo gobierno nacional?
La primera cuestión que involucra al mercado laboral,
aunque lo excede, es que no tenemos muchas certezas
sobre la cuantificación y cualificación de las
condiciones actuales de la participación económica de la
población en la generación y apropiación de la riqueza.
Estamos próximos a cumplir ocho años de la desafortunada
decisión de intervenir arbitrariamente en el organismo
que tiene asignada la orientación y supervisión del
Sistema Estadístico Nacional: el INDEC.
En los últimos tiempos, precisamente, ha habido
modificaciones metodológicas y operacionales en la
Encuesta Permanente de Hogares como consecuencia,
aparentemente, de los resultados del Censo de Población
de 2010. Habida cuentas éstas se ha obstaculizado la
percepción acerca de una realidad preocupante: no sólo
hace varios años (toda la segunda gestión presidencial
de Cristina F. de Kirchner) no se crea empleo privado
sino que entre 2013 y 2014 se destruyeron varios cientos
de miles de puestos de trabajo.
Esa destrucción, para tener idea de su importancia,
equivale a haber perdido uno de cada diez puestos de
trabajo creados durante el período de mayor dinamismo
económico por el que atravesó la Argentina en varias
décadas. Como consecuencia de las modificaciones
mencionadas en la EPH, además, ya no puede disponerse de
una serie que cubra el lapso posterior a 2013, sea en el
agregado como en lo relativo a las categorías
ocupacionales o a las ramas de actividad. Esta opacidad
informativa no puede menos que ponerse en un lugar
central en materia de herencia sobre el tema que nos
ocupa.
Con tales limitaciones puede decirse que luego de la
crisis de comienzos del siglo XXI el mercado laboral
recuperó un fuerte dinamismo que permitió la creación,
en una década, de algo más de cuatro millones de puestos
de trabajo. La creación de empleo en los primeros años
poscrisis explican gran parte de las mejoras
socioeconómicas de la Argentina. El punto en la
coyuntura actual es que aquella demanda primero se
estancó a partir de 2007 y, desde fines de 2011 dejó de
crearse empleo privado protegido. A ello se adiciona los
negativos efectos de un proceso inflacionario que ha
venido afectando la capacidad de compra de los ingresos
laborales.
De tal manera, las mejoras en la legislación específica
en materia laboral encuentran en el desempeño económico
un obstáculo mayor que el beneficio potencial de la
normativa implementada. Por ejemplo la legislación en
favor del “blanqueo” del empleo ha llegado en momentos
en que ya casi no se crean nuevos puestos y cuesta
transformar los empleos precarios existentes en puestos
de calidad.
2. ¿Cuáles son las políticas públicas que
recomendaría usted a la futura gestión de gobierno
nacional?
Es indudable que no puede pensarse que políticas
sectoriales aisladas puedan lograr revertir esta
situación que, no teniendo la gravedad de otros momentos
–al menos en cuanto al desempleo- resulta preocupante
porque el estancamiento económico y ocupacional no se
revierte con medidas circunscriptas al mercado laboral.
Argentina debe recuperar su dinámica en materia de
inversión que fue importante en los primeros años de
salida de la crisis pero que ha declinado
significativamente en el último período. No hay dudas
que no puede volver a dinamizarse el mercado laboral si
no se recupera la inversión, en particular la de
carácter estrictamente productiva.
Pero este cometido requiere la iniciativa estatal no
sólo o no tanto en lo que el sector público participe
(inversión pública) sino de manera central en la
definición de un plan económico del que carecemos que
apunte al largo plazo y que ponga las decisiones
coyunturales en ese derrotero.
Para ello es necesario abandonar la negativa a mirar la
realidad, no sólo admitiendo la dinámica inflacionaria
que debemos enfrentar sino reconstruyendo la
credibilidad en varios planos, en primer lugar la
relativa a la mensura de la realidad económica, social,
etc. con el actual o con un nuevo INDEC, que destierre
las malas prácticas que se impusieron en la mayor parte
de la gestión estatal.
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