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Ciclo lectivo 2015: 7 datos clave sobre educación

En este año electoral, la educación necesita ocupar un lugar central en el debate público. Lo que ocurra con ella en la próxima década impactará en la economía, la cultura, la salud, la seguridad pública y muchos de los temas que definen nuestro futuro.

En primer lugar es necesario reconocer un diagnóstico que presenta avances pero es crítico en varias dimensiones. Todos tenemos una responsabilidad en la mejora de la educación: el gobierno nacional y los gobiernos provinciales actuales y pasados, las escuelas, los gremios, los investigadores, las ONG, las empresas y los medios.

Es de esperar que en 2015 se generen los consensos necesarios para iniciar un camino de transformación y mejora durante la próxima década. El cambio es posible. Otros países de la región lo están haciendo.

Para propiciar la reflexión y el debate en el comienzo de este nuevo ciclo lectivo, presentamos siete datos que sintetizan parcialmente un diagnóstico que tiene muchas aristas y especificidades.

 

1. El salario docente mejoró, pero aún es insuficiente y desigual entre provincias

Gracias al importante incremento de la inversión educativa, entre 2003 y 2014 el salario docente se recuperó un 61,5% en términos reales, fruto del esfuerzo conjunto del Estado nacional a través del Fondo Salarial Compensatorio, y de los estados provinciales. El mayor aumento se dio entre 2003 y 2008. Desde entonces los aumentos lograron apenas empatar la inflación. Las provincias con mayores incrementos del salario real entre 2003 y 2014 (cuyos aumentos fueron superiores al 90%) fueron La Pampa, Tucumán, Santa Fe y Chubut, en ese orden.

 

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Esta mejora logró saldar una deuda histórica con los maestros, pero restan grandes esfuerzos en para lograr un salario a la altura de las exigencias y la relevancia de la profesión docente. Los últimos datos disponibles de junio 2014 muestran que, en el promedio nacional, un maestro de nivel primario con 10 años de antigüedad ganaba $7.157 por jornada simple.

Por otro lado, la recuperación salarial no atenuó las amplias desigualdades entre las provincias, basada en las injusticias estructurales de su desarrollo económico y el reparto de la coparticipación federal de impuestos. En junio 2014, el salario docente de Santa Cruz, Tierra del Fuego y La Pampa era entre 21% y 44% más alto que el promedio de las provincias, mientras que el de Santiago del Estero, Catamarca y Formosa era entre 33% y 44% menor.

 

 

2. Mejoraron de las condiciones materiales de las escuelas

El aumento de la inversión educativa también fue destinado a mejorar las condiciones de trabajo en las escuelas. Se crearon miles de cargos docentes, se construyeron escuelas, se repararon otras, se distribuyeron enormes cantidades de libros gratuitos para los alumnos. La cantidad promedio de alumnos por sección en el sector estatal bajó de 27 a 21 en la primaria y de 27 a 23 en la secundaria entre 2005 y 2013. A través del Programa Conectar Igualdad se distribuyó una computadora a cada estudiante y docente de las escuelas secundarias públicas de todo el país (unas 4 millones de netbooks).

Los alumnos reconocen estas mejoras. Según una encuesta representativa nacional del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina realizada en 2011 a niños, niñas y jóvenes entre 3 y 17 años, la valoración negativa del estado de los edificios escolares bajó del 45,4% al 33,6% entre 2007 y 2011. Los alumnos de sectores más postergados fueron los que más notaron el cambio: en el cuarto más pobre de la población esta valoración bajó del 70,2% en 2007 al 35,7% en 2011.

 

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3. Se expandió la cobertura en los niveles inicial y secundario,
y la jornada extendida en el primario

Otro gran logro producto del esfuerzo conjunto entre la Nación y las provincias fue la expansión de la cobertura en el nivel inicial. La tasa neta de escolarización para la sala de 4 años pasó de 48,2% en el año 2001 a 69,8% en 2010. En la sala de 3 la misma tasa pasó de 29,9% en 2001 a 40,4% en 2010. En los últimos años el crecimiento se concentró en la sala de 4, que alcanzó una tasa de 86,2% en 2013.

En el nivel secundario también se lograron avances en la escolarización, concentrados en los sectores más vulnerables: la tasa de asistencia pasó del 82% al 86% entre 2001 y 2010 y el quintil de menores ingresos logró un aumento del 67% en 2005 al 78% en 2011.

En el nivel primario, universalizado hace ya varias décadas, ha crecido en los últimos años la cobertura de la jornada extendida, que pasó de alcanzar al 7% de los alumnos del estatal en 2010, al 10% en 2013.

 

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4. Los niveles de aprendizaje están estancados en un bajo nivel

Las mejoras señaladas no se tradujeron en mejoras evidentes en el aprendizaje. Según una evaluación regional realizada en el nivel primario por el LLECE-UNESCO, 1 de cada 4 alumnos de tercer grado no accede a los aprendizajes mínimos en lengua y la cifra asciende al 30% en matemática. Esta misma evaluación señala que la mejora argentina entre 2006 y 2013 ha sido leve (40% menor que la mejora promedio de todos los países participantes).

La comparación regional muestra que, detrás de Chile, el país con mejores resultados, un segundo grupo de países está integrado por Costa Rica, Uruguay y México, mientras que la Argentina forma parte de un tercer pelotón junto con Brasil, Perú y Colombia.

En el nivel secundario, la última evaluación de PISA-OECD realizada en 2012 revela que uno cada dos alumnos de 15 años no accede a los aprendizajes indispensables para una inserción social plena, ni en lengua, ni en matemática, ni en ciencias. Por otro lado, estos bajos resultados están estancados desde 2000, mientras que Chile, Brasil y Perú mejoraron.

Las evaluaciones nacionales muestran que, además de ser insuficientes en promedio, los resultados presentan fuertes desigualdades entre provincias. Según los resultados del último Operativo Nacional de Evaluación (ONE) de 2010, mientras que solo el 16,5% de los alumnos de sexto grado del nivel primario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires obtenía resultados bajos en matemática, este porcentaje ascendía al 52,3% en Santiago del Estero.

 

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5. Itinerarios escolares interrumpidos

Las debilidades en los aprendizajes explican, a su vez, las dificultades persistentes en el tránsito de los alumnos de un tramo a otro de la escolaridad. En el nivel primario, el porcentaje de alumnos que tienen una edad superior a la teórica (20% en 2010) se redujo solo moderadamente entre los extremos de la década pasada (unos 2 puntos porcentuales). En el nivel secundario, esta tasa se incrementó (era de 38% en 2010) y no se redujo el abandono (que era del 10% en el ciclo básico y del 16% en el ciclo orientado en 2010).

 

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La repitencia no soluciona las dificultades de aprendizaje, predice el abandono y supone una doble erogación para el Estado. Chile, el país con mejores resultados de América Latina, flexibilizó sus condiciones de promoción de los alumnos y tienen los porcentajes más bajos de repitencia de toda la región.

 

 

 6. Continúa el drenaje de alumnos de la escuela pública a la privada

Durante los últimos 15 años ha continuado el progresivo drenaje de alumnos de las escuelas públicas a las privadas, cuya matrícula pasó de 23,8% en 2002 a 28% en 2013. Este pasaje se concentró en los niveles inicial y primario, mientras que la educación secundaria se mantuvo más estable.

La creciente segregación social entre las escuelas privadas y públicas y el deterioro del prestigio de la escuela pública atentan contra la mejora de los aprendizajes, la cohesión social y la consolidación de valores democráticos comunes.

 

 

7. El clima escolar es problemático

Distintos síntomas señalan una fuerte desestructuración del clima escolar en buena parte de las escuelas del país, lo cual es sumamente preocupante y perjudica el aprendizaje.

La Argentina es el país con mayor ausentismo de los alumnos de los 65 países evaluados por PISA. Es también el país donde los propios alumnos perciben mayor conflictividad escolar de las 65 naciones evaluadas por PISA. Esto significa que encontraban muchas dificultades para escuchar al profesor, que había mucho ruido y desorden y que no podían trabajar adecuadamente.

Según una encuesta oficial, el 72,8% de los alumnos del nivel secundario vio agredir físicamente a un compañero y un 27% vio a otro portar armas blancas en la escuela.

Estos síntomas reflejan problemas estructurales. Pese a las mejoras en los ingresos, las desigualdades y la exclusión social aún dificultan la tarea de la escuela. El conflicto social permea las aulas y resulta muy difícil dar clase.

 

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Fuente de Datos: Ciclo lectivo 2015_7 datos clave sobre educación

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